Lo más fácil y efectivo: que la funda no sea idéntica a la portada del amaray. Con esto no ganan a nadie que guste de estas ediciones (por su presencia física), ni al consumidor en general, que en muchos casos termina tirando la funda a la basura porque es un estorbo y no aporta nada.

Si además hay librito, y lleva la misma cover de funda y amaray, y de remate la galleta del disco lo mismo... la sensación es de tiraycorre más que de cuidar un producto para sibaritas.