Pero luego, ese comprador hipotético, que no se queje de que la edición es mala, o que ponga el grito en el cielo cuando dentro de unos meses JRB saque otra tanda igual o peor. Cuándo compras un producto, el que sea, cada céntimo que pagas, da lo mismo que sea feliz y contento o con cara de vinagre y de mala gana, va al banco igual, es una cotribución activa a que esa misma compañía siga existiendo y haciendo las cosas exactamente igual en el futuro y a que este tipo de prácticas se perpetuen ad nauseam. España tiene la oferta que tiene en video doméstico, en última instancia, porque sus consumidores, los que compran encantaddos y los que compran amargados por igual, votan con sus carteras cada día para que así sea. Puede parecer "práctico" a corto plazo, pero en realidad es una práctica masoquista.