Una vez más, una película meritoria pasa sin pena ni gloria por culpa de un marketing nefasto (doblaje espantoso, fecha de estreno equivocada, promoción nula...), cuando realmente es una película de animación bien hecha y mucho más entretenida que otras que se estrenan con el aparato publicitario que hoy llena los cines (por mucho que nos duela que la gente pase por taquilla dejándose llevar por los promos de la tele y los cartelones estratégicamente situados).