ese clímax lo recuerdo de cuando era niño y me gustaban las palomitas, ahora cada vez que voy a ver una película medianamente seria, tengo que soportar a decenas de subnormales que se aburren, hacen ruido y me joden la experiencia. Por no hablar de las multisalas que no cuidan la calidad de las proyecciones porque les importa un pimiento... Y podría seguir... Sinceramente nos pasa a muchos que cuanto más nos gusta el cine, menos vamos a las salas comerciales a verlo.

Eso sí, si viviera en Madrid iría al Kinépolis una o dos veces por semana. Pero es que los cines buenos de verdad ya sólo están en algunas grandes capitales.

Saludos