Una historia de descomposición magníficamente narrada en la que sus casi 3 horas pasan volando.
De Palma, as usual, disfruta con la cámara (set-pieces violentas, discotecas, escenas con muchos extras, ...) aunque el look feísta la aleja del virtuosismo visual de sus mejores obras.
Oliver Stone firma un guión que fluye, con variedad de subtramas y personajes que ayudan a describir la evolución de
Tony Montana, un personaje muy bien perfilado para que llegue al famoso "over-the-top" desenlace con un
Al Pacino pasado de vueltas entre coca y sangre, pero que encaja con el diablo al que interpreta