yo cada dia me veo mas montillista....
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No estoy hablando de símbolos. El ayuntamiento de SS no coloca la bandera por dos motivos, tocar los huevos y contentar a los cuatro skins del pueblo.
Hello IT. Have you tried turning it off and on again?
Buen artículo
LA PLANTILLA
Fernando Onega
El Partido Popular, tan preocupado por los entierros, puede respirar tranquilo. Su acendrado patriotismo no pasó ningún mal rato. Algunos de sus portavoces mediáticos alimentan la mala fe, y dicen que se trae a los muertos de madrugada por miedo y nocturnidad, pero Rajoy no se atreve a repetir esas cosas en público. Pero, insisto, la derecha puede respirar tranquila, porque el funeral ha sido "como Dios manda": lo más solemne que se podía hacer; con las presencias más altas del Estado que se podían pedir, y con esa escenografía que saben hacer los ejércitos para rendir homenaje a los caídos. Tranquilos, que por ese lado las esencias patrias no decaen.
A base de víctimas, este país va tomando conciencia de su papel en el mundo. Hace años, la sola posibilidad de enviar un soldado a un escenario de guerra parecía una provocación inadmisible. Era, probablemente, esa herencia de 200 años que invocaba Aznar en su confesión con Bush. Era la ruptura de una "gloriosa" tradición de neutralidad. Y era la versión diplomática-militar de un país encerrado en sí mismo. Por eso hubo que revestir esas misiones en celofanes humanitarios, que ahora atribuyen al "buenismo" de Zapatero, pero ya se estrenó en los Balcanes.
Veinte años después, sólo una minoría, Izquierda Unida, reclama la retirada de las tropas de Afganistán. En el resto de partidos y opinión conocida existe un consenso generalizado - por cierto, el único consenso que sobrevive- para mantener esa política. La sorpresa se produjo el lunes, al conocerse la noticia del último atentado, y Ángel Acebes se apareció ante la prensa con su espada flamígera y parecía como si el Gobierno español fuese responsable de la bomba que mató a Germán y Stanley. Una vez más, parecía que el gran partido de la oposición esperaba esa tragedia para explotarla contra Zapatero.
¿Es que no se puede criticar esa política de Defensa?, se preguntará con toda lógica el lector. Sí, señor; se puede y se debe, con una condición: que no nos pongan siempre el mismo disco. Ruego al señor Acebes que no lo tome como crítica personal, porque su discurso representó muy bien un comportamiento de la clase política española: piensan poco. Ocurre un suceso, y los portavoces acuden al archivo, buscan la plantilla y sueltan un mensaje que vale para lo pasado, lo presente y lo futuro. Y así, el PP reclama una medalla que ya no existe. Suplica un "funeral de Estado". Y sigue exigiendo que Zapatero reconozca que tenemos a nuestros soldados en misión de guerra. La plantilla vale igual para Líbano que para Afganistán.
¿Hace falta recordar que, después del atentado de Líbano hubo una nueva regulación de las condecoraciones y sólo hay una medalla posible? ¿Es que alguien de sano juicio puede imaginar un funeral de tapadillo a dos soldados muertos en el extranjero? ¿Y qué decir de la misión de guerra? Si hiciéramos una guerra, habría que poner en marcha los mecanismos constitucionales, con papel del Rey y aprobación de las Cortes Generales. Todo esto es una muestra de la alegría, por no decir la frivolidad, con que se hace el debate político en este país: todo vale; el caso es poner al Gobierno contra las cuerdas.
El Gobierno, a su vez, parece dar facilidades. ¿Qué trabajo le cuesta al señor presidente comparecer ante el Congreso y repetir lo que dice su ministro de Defensa sobre los peligros de Afganistán? Le cuesta orgullo. Le cuesta aceptar con normalidad que acceder a algo que pide Rajoy no es necesariamente una humillación. ¿O sí?
La Vanguardia
27-IX-2007
Le cuesta admitir que su pacifismo es de "hojalata"(ZP pixit),bueno y su politica internacional tb.
Acento tejano
Editorial de El País
"A mí me guía un sentido histórico de la responsabilidad, igual que a ti". Esta frase del presidente Bush al entonces jefe del Gobierno español, José María Aznar, ilustra el clima de trágica ensoñación en el que se desarrolló una de las conversaciones previas al que, tal vez, constituya el más grave error de la política exterior norteamericana de las últimas décadas. En aquella reunión celebrada en el rancho de Tejas, en febrero de 2003, no parecían estar entrevistándose dos gobernantes democráticos, obligados a defender y respetar las instituciones nacionales e internacionales y a ganarse la adhesión de sus opiniones públicas a través de argumentos razonados y no de argucias a cuatro manos. Antes por el contrario, lo que muestran las actas de las conversaciones son dos líderes acariciando sus respectivos sueños de posteridad mientras, al tiempo, fijan sin escrúpulos ni restricciones políticas ni morales los pasos que llevarán a la invasión de Irak.
Resulta innecesario reiterar el reproche a los gobernantes que, como Bush y Aznar, además de Blair, patrocinaron una aventura militar que se ha cobrado miles de vidas y ha incendiado la región de Oriente Próximo: el trágico balance de sus devaneos con la historia pesará siempre sobre ellos. Pero el contraste entre la insensata desenvoltura con la que adoptaron la decisión de invadir Irak y sus escalofriantes consecuencias permite extraer lecciones relevantes para un mundo tan inestable, y tan inseguro, como el que han dejado tras de sí. A diferencia de lo que sucedió en el rancho de Tejas, los líderes democráticos no se proponen hacer el bien, sino impedir el mal: ésa es la diferencia entre el mesianismo y la política. Si los patrocinadores de la guerra de Irak hablaron de armas de destrucción masiva, si se emplearon a fondo para propagar el miedo, aun al precio de mentir acerca de los supuestos peligros que acechaban a todos, fue para fingir que actuaban como políticos cuando, en realidad, se disponían a comportarse como mesías.
Muchos de los daños que provocaron son irreparables, en particular entre la población iraquí y entre los soldados norteamericanos y de otras nacionalidades enviados a combatir en una guerra injusta e innecesaria. Pero junto a esos daños humanos, los contertulios en Tejas provocaron, además, estragos políticos, pretendiendo convertir Naciones Unidas en un instrumento al servicio exclusivo de su política. La manipulación de los procedimientos de la Carta, la presión sobre los miembros del Consejo de Seguridad, el desprecio de sus decisiones, son la triste herencia que dejaron; una herencia de la que habría que deshacerse cuanto antes para evitar que la crisis que provocaron no se precipite a la catástrofe.
"Ex Ignorantia Ad Sapientiam; Ex Luce Ad Tenebras"
El blog de Santiago González
26 SEPTIEMBRE, 2007
The sounds of silence
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha señalado que su encuentro de ayer con su homólogo estadounidense, George W. Bush, en la cena de la Asamblea General de la ONU, fue "constructivo". Zapatero ha afirmado que saludó al dirigente estadounidense con la misma naturalidad que al resto y que cada país mantiene su soberanía.
Zapatero ha recordado que al igual que en otras cumbres en las que se ha encontrado con Bush han hablado de muchas cosas de "ámbito privado".
"Lo vivo [la relación con Bush] con una naturalidad total. Le veo con frecuencia en citas internacionales y anoche estuve con él en una cena, en la que hubo un debate muy interesante y constructivo, y en la que le saludé, como a todos los demás presidentes"Véase el vídeo. Considérese el esfuerzo diplomático para incluir al presidente del Gobierno español en una cena, gracias a una ampliación del número de comensales en la que también entraron Benin, Antigua, Ghana y Granada. Para ello hubo de renunciar a la copresidencia de una de las sesiones del cónclave de alto nivel. Vean el gesto apurado al responder "muy bien" al "hola, ¿cómo está?* Me alegro de volver a verlo" de Bush, el tocarse el puño de la camisa como un recurso escénico. ¿Que quiere decir el presidente del Gobierno con que han hablado de muchas cosas de "ámbito privado"? Zapatero vuelve a confundir lo público y lo privado. No hay ámbito privado en una reunión entre el presidente del Gobierno español y el presidente de los Estados Unidos. No hubo intérpretes en la cena. Tampoco los hay entre el lenguaje que habla Zapatero y el castellano común, que es, por otra parte, el único idioma que habla.
Encuentro constructivo:
George W.-¿Cómo está?*José Luis.-Muy bien.**George W.-Good to see you again.¡Cuántos matices caben en ese 'muy bien', qué carga de intención oculta, qué manera de poner en evidencia al emperador de Occidente, qué duro con las espigas, qué tierno con las espuelas, qué pedazo de estadista, virgen santa!
* En castellano en el original.
** También en castellano en el original. El presidente estuvo lacónico, aunque tenía preparada una 'extended version' para el mismo diálogo, si hubiera visto coyuntura propicia: "Muy bien. Esto es una maravilla, la gente es estupenda y se duerme fenomenal." (A sugerencia de Luigi y Rostro Pálido).
'El País' desvela la conversación entre Bush y Aznar en vísperas de la guerra de Irak
El diario publica el acta secreta en la que se recoge el diálogo entre ambos mandatarios a finales de febrero de 2003, en la que Aznar dice: "Estamos cambiando la política española de los últimos 200 años"
CADENASER.COM 25-09-2007
El diario El País publica en su edición de este miércoles la conversación mantenida entre el presidente de Estados Unidos, George W, Bush, y el entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar, en el rancho de Crawford (Tejas) el 22 de febrero de 2003. En ella, Bush confirma a Aznar que ya tiene decidido el ataque a Irak, a pesar de no contar con la cobertura legal de las Naciones Unidas. "Quedan dos semanas. En dos semanas estaremos militarmente listos. Estaremos en Bagdad a finales de marzo", asegura Bush a su 'amigo'. El entonces presidente del Gobierno español le responde: "Necesitamos que nos ayudéis con nuestra opinión pública".
El encuentro se celebró el 22 de febrero de 2003 en el rancho de Crawford (Tejas), y a él asistió Aznar después de haber hecho escala en México para tratar de persuadir al entonces presidente Vicente Fox (sin ningún éxito). Junto al ex presidente viajaba su esposa, Ana Botella, -muy orgullosa de la 'foto de las Azores'-, el asesor en política internacional de Aznar, Alberto Carnero, y el embajador de España en Washington, Javier Rupérez.
La conversación, recogida en un acta secreta, se produce una semana después de la masiva manifestación en las calles de Madrid contra la guerra de Irak. Por este motivo, Aznar muestra al mandatario norteamericano su preocupación, ante la cual éste trata de tranquilizarle: "La resolución estará hecha a la medida de lo que pueda ayudarte. Me da un poco lo mismo el contenido". La citada resolución de la ONU tan sólo logró cuatro de los nueve apoyos necesarios, por lo que fue retirada antes de someterse a votación.
En esta conversación, Bush anticipaba su plan al presidente del Gobierno español, consistente en intentar lograr una nueva resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como cobertura legal a la intervención aún cuando consideraba que había llegado el momento de "deshacerse" de Sadam Husein con o sin dicha autorización. Para conseguir el apoyo a la resolución no dudan en utilizar un tono amenazante contra los países miembros del Consejo de Seguridad: "Mi paciencia está agotada. Países como México, Chile, Angola y Camerún deben saber que lo que está en juego es la seguridad de EEUU y actuar con un sentido de amistad hacia nosotros", señala Bush, que no duda en amenazar con romper el Acuerdo de Libre Comercio con Chile si el presidente Ricardo Lagos no cambia su actitud negativa.
Tampoco ocultaba el presidente de EEUU su determinación: "Yo prefiero [invadir] el 10 de marzo. Esto es como el juego del policía bueno y el policía malo. A mí no me importa ser el policía malo y que Blair sea el bueno". Por su parte, Aznar le dice a su amigo George: "Lo único que me preocupa de ti es tu optimismo". El ex presidente del Gobierno español también expresaba su visión de lo que se estaba fraguando: "Estamos cambiando la política española de los últimos 200 años".
"Ex Ignorantia Ad Sapientiam; Ex Luce Ad Tenebras"
Preparando un genocidio: Bush y Aznar en Crawford
Yusuf Fernández
elplural.com
La trascripción del acta de Crawford, en la que se muestra la forma en la que el presidente de EEUU, George W. Bush, y su mascota fiel, el presidente de Gobierno español José María Aznar, planearon una guerra contra un país indefenso –que llevaba en ese momento una década sometido a las que la propia ex secretaria de Estado estadounidense Madeleine Albright calificó de “las sanciones más duras de la historia”, que costaron la vida a entre uno y dos millones de iraquíes- es probablemente uno de los episodios más vergonzosos e indecentes de la historia reciente. Bush y Aznar estaban discutiendo ni más ni menos que la manera menos gravosa de invadir ilegalmente un país por razones económicas y estratégicas y con una total indiferencia hacia el sufrimiento causado a su población.
El acta viene a corroborar algo que ya era sabido: que el tema de las armas de destrucción masiva no fue más que un pretexto y que no había nada que Iraq pudiera hacer antes de la invasión para evitar la guerra. Los datos de que Iraq estaba cooperando activamente con los inspectores de la ONU, ofrecidos por su jefe Hans Blix, y de que aquellos no habían hallado ningún indicio de la existencia de tales armas fueron rechazados con desprecio por la Administración Bush.
Durante la conversación, Bush se muestra más como el jefe de un grupo de gánsters que como el presidente responsable de una nación. De ahí las amenazas proferidas contra países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, como México, Chile, Angola, Camerún y Rusia, a los que se exigiría que votasen a favor de una resolución que aprobase la guerra o “se atengan a las consecuencias”. Afortunadamente, dichos países no se dejaron intimidar y esto no sólo salvó su propio honor, sino también la propia legalidad internacional.
Aznar, por su parte, adopta una actitud patética de obediencia hacia el amo (“Nos ayudaría ese texto para ser capaces de copatrocinarlo y ser sus coautores y conseguir que mucha gente lo patrocine)", aunque no exenta de nerviosismo. “Necesitamos que nos ayudéis con nuestra opinión pública. Lo que estamos haciendo es un cambio muy profundo para España y para los españoles. Estamos cambiando la política que el país había seguido en los últimos 200 años”, suplicó Aznar. Esta “ayuda” consistía en que Bush presionara lo suficiente para aprobar la mencionada resolución en la ONU con el fin de intentar salvar la cara de Aznar y Blair ante sus propias opiniones públicas. Dicha resolución, pues, no se buscaba por razones de legalidad o respeto al Derecho Internacional, sino como una mera pantalla propagandística.
Esta declaración demuestra no sólo que Aznar era plenamente consciente de que el pueblo español estaba totalmente en contra de la guerra, como demostraban todas las encuestas y las manifestaciones antibélicas que habían reunido a tres millones de personas en diversas ciudades de la geografía española una semana antes, sino que se disponía a participar en una guerra de agresión y en una gran matanza, algo en lo que España no se había visto inmersa desde al menos dos siglos antes. En este sentido, cabe señalar que Aznar no sólo violó la legalidad internacional sino que manchó el propio honor de España, aunque éste se vio luego restaurado por las propias protestas en la calle contra la guerra y, sobre todo, por la humillante derrota sufrida por el partido de Aznar en las elecciones del 14 de marzo de 2004.
El resultado de aquella conspiración es evidente. Más de un millón de iraquíes muertos en una guerra de agresión, dos millones de desplazados, la destrucción de la red educativa y sanitaria y la pérdida de una parte irremplazable del patrimonio cultural de Iraq, incluyendo múltiples objetos procedentes de civilizaciones que se hallan entre las más antiguas de la humanidad, como las de Ur, Babilonia, Asiria y otras. Un país económica y socialmente avanzado ha retrocedido muchas décadas y se halla inmerso ahora en una dura guerra. Toda una generación de niños iraquíes, según la ONU, ha perdido su infancia y carece de la atención y medios adecuados. A esto hay que añadir también la muerte, hasta el momento, de casi 3.800 soldados estadounidenses, 169 británicos y muchos otros.
La publicación de las actas de Crawford debería servir de base legal para iniciar el procesamiento de Bush y Aznar por el delito de “conspiración contra la paz”, recogido en el Juicio de Nuremberg (1946-47). Es claro que en el caso de Bush habría que añadir también los delitos de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Ciertamente, el procesamiento de Bush y Aznar no serviría para paliar el sufrimiento ocasionado a millones de iraquíes, pero demostraría al menos que valores como la justicia y la dignidad ocupan aún un pequeño lugar en este mundo y que muchos ciudadanos de EEUU y España no están dispuestos admitir que se cometan tales crímenes en su nombre.
A propósito de la República
Pablo Sebastián
Aprovechando que sectores radicales del nacionalismo, con la vista gorda o la complicidad de los gobiernos de Cataluña y del País Vasco y la sonrisa complaciente de Zapatero, se dedican a quemar fotos del Rey y jalear la República, desde el Partido Popular se ha lanzado una ofensiva contra todo lo que significa o acerca al ideal republicano, presentándolo como ejemplo flagrante de inestabilidad y caos, cuando no ligándolo a la Guerra Civil que pretende desenterrar, de manera irresponsable, Zapatero, en medio de este desconcierto general por el que atraviesa la vida política española, ante la ausencia de liderazgo (en el PSOE y en el PP) y de un proyecto político capaz de encauzar el obligado paso de la transición a la democracia.
No existe un republicano que se precie de serlo al que se pueda identificar con los agitadores antimonárquicos que queman fotos del Rey o la bandera de España, bajo la protección de los dirigentes nacionalistas y con el visto bueno de Zapatero, que ha jugado a este caótico disparate desde que llegó al palacio de la Moncloa. Porque si España fuera una República, un personaje como Zapatero nunca habría llegado a la jefatura del poder ejecutivo, ni a cosa parecida. Y los nacionalistas no tendrían el poder y la influencia que hoy tienen en el Estado, ni estaría en vigor el Estatuto vasco mientras están bajo amenaza los políticos de la oposición o bajo chantaje los empresarios, tal y como ocurre ahora. Ni el idioma español sería perseguido en Cataluña o en el País Vasco. Ni los jueces y fiscales serían nombrados por los partidos de la izquierda y la derecha. Ni existiría semejante Ley Electoral que prima a los nacionalistas en menoscabo del interés nacional y la solidaridad entre las regiones y los pueblos de España.
El ideal de la República coincide con el ideal de la democracia y las cotas más altas de libertad, que son precisamente los pilares que niegan los hoy más que sectarios partidos nacionalistas, con los que han gobernado el PSOE y el PP, pagando en dinero y en entregas a plazos de soberanía sus apoyos parlamentarios y aceptando —como lo hicieron Aznar y González—, por ejemplo, la persecución del idioma español en Cataluña y País Vasco y el acoso a los ciudadanos no nacionalistas, como sigue ocurriendo ahora con Zapatero. O acatando, como han hecho PSOE y PP, la injerencia de la Iglesia católica en la política y la educación, confundiendo el respeto a la libertad religiosa y a la tradición.
¿Qué tiene todo eso que ver con el ideal republicano? Todo lo que ocurre en este país, en la indiscutible nación española, tiene que ver sobre todo con el agotamiento del régimen partitocrático de la transición que, o pasa de una vez hacia la democracia o se irá pudriendo y causando destrozos como los que vemos un día sí y otro no, a manos de unos profesionales más que mediocres de la política, soportados y amparados por una gigantesca cama redonda de intereses económicos y financieros, entremezclados con el poder político y los medios de comunicación.
Otra cosa es que la cerilla que encendió la mecha que quema las fotos del Rey —el ridículo secuestro de la revista El Jueves, cuyo inductor aún no se conoce—, y que la bronca entre los nacionalistas y Zapatero por un lado o con el PP por otro, acaben por provocar un revuelo nacional en torno a la opción republicana, como alternativa al régimen monárquico que nació de los pactos de la transición, y en cuyo despegue se evitó, por miedo al poder militar del posfranquismo, la consulta o el referéndum sobre la forma del Estado, y en su lugar se aprobó por aclamación una Constitución pactista entre postfranquistas y demócratas y redactada en secreto.
Aquí, lo que está en el origen del presente desvarío español no es el debate entre monarquía o república, sino entre democracia o partitocracia, y se corre el riesgo de que se pase al escalón superior del debate republicano, como pretenden hacerlo los nacionalistas con ayuda de ciertos sectores de la izquierda (como IU), sin que previamente se hayan definido los límites del juego democrático, que en la España actual brilla por su ausencia y que, por ello, la demasiado larga transición sin transformación democrática nos ha enseñado ya sus riesgos y defectos a lo largo de estos años. Los que sin lugar a dudas favorecen un régimen político como el vigente español, en el que la no representatividad política de los españoles (por causa de un mala ley electoral) y la acumulación de los poderes del Estado han puesto sobre la piel de toro de España no pocos desafíos. Desde el golpe de Estado del 23F hasta la corrupción, el crimen de Estado, las guerras ilegales como la de Iraq, el desprecio a la nación, el caos territorial y ahora a la monarquía.
Pero nada de esto tiene que ver, ni es responsabilidad, con el ideal de la República, sino que parte del régimen monárquico de la transición, donde desde su inicio se dio a los nacionalistas —además de inventar el caótico Estado de las 17 Autonomías que niega, de por sí, al Estado vaciándolo de competencias— un protagonismo desmesurado que nadie se atreve hoy a reconducir en beneficio de la nación española, de la democracia y de la libertad.
El blog de Santiago González
La memoria orwelliana
Santiago González
El 28 de julio de 2006, día en que el Gobierno aprobó el Proyecto de Ley de Memoria Histórica cuya tramitación se desatascó la semana pasada, se cumplían 70 años desde que el primer gobierno franquista promulgó en Burgos el bando que declaraba inaugurada la guerra civil española.
En junio había cumplido medio siglo un documento extraordinario:
“existe en todas las capas sociales de nuestro país el deseo de terminar con la artificiosa división de los españoles en «rojos» y «nacionales», para sentirse ciudadanos de España, respetados en sus derechos, garantizados en su vida y libertad…”.
Era una declaración del Partido Comunista titulada “Por la reconciliación nacional, por una solución democrática y pacífica al problema de España”.
Llama la atención que durante todo este trajín de la memoria histórica a nadie le haya quedado una poca para festejar el cincuentenario de la primera declaración política solemne en la que alguien señala el camino de la transición a la democracia. El impulsor de aquella declaración del Comité Central fue su secretario general, Santiago Carrillo Solares. El 27 de octubre de 1977, Manuel Fraga Iribarne presentó una conferencia suya en el Club Siglo XXI. Uno no habló de Paracuellos y el otro no mentó a Grimau. Las dos Españas machadianas parecían definitivamente una en un curso político que estrenaba Parlamento y período constituyente.
En aquellos años, un director de este periódico tomó la decisión de no publicar las esquelas por los presos asesinados en las cárceles vascas y en los barcos prisión ‘Cabo Quilates’ y ‘Altuna Mendi’. Él había entendido en qué consistía la transición: en administrar prudente y conjuntamente la memoria y el olvido, indispensables ingredientes ambos de la vida en común: sin el primero, la convivencia no merece la pena; sin una cierta dosis del segundo, es materialmente imposible.
La transición no fue un empate entre el franquismo y la democracia. Los valores de la segunda se impusieron con toda claridad. La dictadura salió derrotada políticamente y deslegitimada socialmente. Tener un abuelo fusilado por la dictadura, no ha sido baldón en los últimos 30 años, sino motivo de orgullo. El propio presidente del Gobierno ha hecho gala permanente de ser el nieto del capitán Rodríguez Lozano, fusilado el 18 de agosto de 1936. Con su testamento abrochó el discurso de investidura como presidente del Gobierno. Nunca ha recordado en público a su otro abuelo, el médico Faustino Zapatero Ballesteros, una excelente persona, según quienes lo conocieron, pero que era un hombre de la situación, por decirlo con lenguaje de la época franquista. La prueba evidente del prestigio de la resistencia a la dictadura es que hoy hay muchísimos más antifranquistas que el 20 de noviembre de 1975 y no sólo entre quienes no tenían edad para oponerse.
Si prestamos atención a los más rotundos defensores del ajuste de cuentas con el pasado podría parecer que la transición fue un ominoso pacto de silencio sobre el franquismo, una humillación y escarnio para sus víctimas y una mordaza para historiadores, escritores y periodistas. Nada más incierto. Desde la muerte de Franco se han publicado en España 19.000 libros sobre el franquismo y la guerra civil. También se aprobaron ocho leyes y tres decretos para resarcir a los represaliados por la dictadura, se indemnizó por las incautaciones y se crearon pensiones para los militares del Ejército republicano. Una comisión interministerial elaboró un informe en 2006 según el cual se ha compensado a 574.000 represaliados con 16.356 millones de euros (¡más de 2,7 billones de pesetas!) en concepto de pensiones e indemnizaciones.
Es posible que quedara alguien sin indemnizar. Es probable que haya que atender la demanda de exhumar los restos de los asesinados en aquella cruzada/epopeya de la libertad (táchese lo que no interese; no fue ni lo uno ni lo otro) para devolvérselos a sus familiares. También los de Paracuellos, que siguen en las mismas siete fosas en las que fueron enterrados, aunque debemos pensar si la foto de las calaveras alineadas (entre 2.000 y 4.000, según los cálculos más fiables) no va dejar pequeñas las célebres imágenes de las jaulas de Pol Pot.
Una Ley de Memoria sólo tendría sentido para decir “nunca más” y para que la democracia española acoja a las víctimas de los dos bandos como propias. ¿Hacía falta una ley para derogar leyes franquistas que habían sido expresamente suprimidas por la disposición derogatoria de la Constitución? Sólo para quien esté empeñado en la orwelliana tarea de derrocar a Franco y ganar la guerra civil con efecto retroactivo. Hay una asimetría al derogar lo derogado sin reafirmar las leyes que sí están vigentes y son interpretadas “con inteligencia”, “según el contexto”, o, si lo decimos por germanías, tal como suele el ministro de Justicia, “según lo aconseje la jugada.”
Tranquilo, no hay peligro:
"Durante el tiempo del gobierno de Pol Pot desaparecieron entre dos y tres millones de personas, por lo cual se constituyó un Tribunal Internacional para llevar a cabo el Juicio a los Jemeres Rojos en 2007."
La de gilipolleces que se están pudiendo leer en los "blogs" esos.
Ah, y se me olvidaba; el uso del término "orwelliano" está metido en el texto con calzador -supongo que con el objetivo de intentar, infructuosamente, parecer más culto-, ...aunque el resultado final es de una pedantería que tira p`atrás!
Última edición por Dr.Lao; 15/10/2007 a las 17:38
"Ex Ignorantia Ad Sapientiam; Ex Luce Ad Tenebras"
...sólo comparables a las que disfrutamos en algunos foros. Veamos:
"También los de Paracuellos, que siguen en las mismas siete fosas en las que fueron enterrados, aunque debemos pensar si la foto de las calaveras alineadas (entre 2.000 y 4.000, según los cálculos más fiables) no va dejar pequeñas las célebres imágenes de las jaulas de Pol Pot."
Santiago González en ningún momento compara el genocidio de Pol-Pot contra el pueblo camboyano con los asesinatos del bando republicano en Paracuellos. Ni creo que lo vaya a hacer jamás.
Lo que sí dice que podría ser aún más impactante es la posible foto de las calaveras de Paracuellos en relación a las célebres imágenes de las jaulas de Pol-Pot. Éstas:
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En cuanto al término orwelliano, que utiliza el articulista, si hubieras leído Nineteen Eighty-Four (1984) sabrías que su protagonista, Winston Smith, tiene como trabajo en la novela de Orwell la eliminación y adecuación a posteriori de todo personaje o referencia histórica que molesta al estado totalitario. Es una metáfora de la labor que nuestro ínclito Gran Hermano ZP pretende con la famosa Memoria histórica.
De nada.
Me resulta casi ofensivo que supongas que no he leído "1984" (cosa que, casi con total certeza, podría afirmar que hice antes que tú), o que pienses que me tienes que explicar por qué el mindundi éste cree que puede utilizar dicho adjetivo en su ¿artículo?; precisamente a esa sutilísima comparación de ZP con el Big Brother (sí, yo también sé decir palabras en inglés) y/o de la democracia que disfrutamos en España con un estado totalitario es a la que me refería al decir que el pollopera éste introduce el término con calzador, a los únicos efectos de resultar más culto (¿entre la muchachada de quince años que empieza ahora a interesarse por la política, tal vez?).
"La memoria orwelliana"..., ¡hay que joderse!
Y lo que preocupa mucho por ahí no es que el Gobierno Rojo que ahora tenemos pretenda "adecuar a posteriori" los hechos que sucedieron a la cruzada/epopeya de la libertad (como llama el pintas éste a una guerra fratricida), sino que -precisamente- se pudiera desmontar la "adecuación" que de esos acontecimientos se perpetró durante cuarenta años de dictadura por el -¡ahora sí!- estado totalitario fascista en el que vivíamos.
Tranquilos los dos (tú y el gachó del blog), porque no es eso lo que pretende la ley, ...y porque ya sabemos todos quién hizo qué, dónde y cuándo y por qué motivos.
Y en cuanto a la frase "debemos pensar si la foto de las calaveras alineadas no va dejar pequeñas las célebres imágenes de las jaulas de Pol Pot", pues no te esfuerces... ¡significa lo que significa!
Aunque para otorgar el beneficio de la duda al autor respecto de sus intenciones reales no tengo tampoco inconveniente en reconocer que existe la posibilidad de que, simplemente, no sepa escribir bien.
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"Ex Ignorantia Ad Sapientiam; Ex Luce Ad Tenebras"
Dr.Lao, contigo siempre me queda la duda de si no sabes lo que es leer entre líneas o si lo haces tan a fondo que no puedo seguirte.
En cualquier caso, y sin ánimo de ser ofensivo:
Y por último, dado que Santiago González está considerado uno de los mejores columnistas de la prensa española, ha escrito varios libros ensalzados por la crítica, y recibió el Premio de Periodismo El Correo hace unos años, existe la posibilidad de que, simplemente, no sepas leer bien.
- No tengo ni idea de lo que has o no has leído.
- Sí puedo afirmar con total certeza que desconozco quién leyó 1984 antes.
- El Sr. González no compara nuestra democracia con un estado totalitario, sino un aspecto de los mismos que él juzga es muy parecido.
- El Sr. González. no llama a la Guerra Civil cruzada/epopeya de la libertad: utiliza de modo irónico unos términos muy comunes por parte de los contendientes (de ahí que añada táchese lo que no interese según las tendencias del lector).
- Dudo que poca gente (no ya todos) sepa quién hizo qué, dónde y cuándo y por qué motivos en este tema.
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Dr.Lao, contigo siempre me queda la duda de si no sabes lo que es leer entre líneas o si lo haces tan a fondo que no puedo seguirte.
Tú mismo.
En cualquier caso, y sin ánimo de ser ofensivo:
Faltaría más!
Y por último, dado que Santiago González está considerado uno de los mejores columnistas de la prensa española, ha escrito varios libros ensalzados por la crítica, y recibió el Premio de Periodismo El Correo hace unos años, existe la posibilidad de que, simplemente, no sepas leer bien.
- No tengo ni idea de lo que has o no has leído.
- En ese caso te has expresado mal al decir (literal) "si hubieras leído Nineteen Eighty-Four (1984) sabrías que..."; es como si yo te contestara diciendo "si hubieras terminado la EGB sabrías que..." y luego, a modo de excusa, pretendiera arreglarlo diciendo que no sé si tienes o no el Graduado Escolar.
- Sí puedo afirmar con total certeza que desconozco quién leyó 1984 antes.
- Yo tengo la edición de Biblioteca Básica Salvat -libro RTV- de 1970 (misma colección en la que, también de crío, compré el "2001, una odisea del espacio" y tantos otros libros cultísimos para presumir). ¿Cuál tienes tú?
- El Sr. González no compara nuestra democracia con un estado totalitario, sino un aspecto de los mismos que él juzga es muy parecido.
- El Sr. Gozález lanza la piedra de sugerir que el Gobierno de España es como la Policía del Pensamiento de Eurasia, ZP como el Gran Hermano y los crímenes de la República algo que podría dejar pequeños los campos de la muerte de Pol Pot, ...y luego esconde la mano ("escribir entre líneas" lo llamarías tú).
- El Sr. González. no llama a la Guerra Civil cruzada/epopeya de la libertad: utiliza de modo irónico unos términos muy comunes por parte de los contendientes (de ahí que añada táchese lo que no interese según las tendencias del lector).
- Lo de "cruzada de la libertad" desde luego fue un auténtico best-seller entre los términos muy comunes (y durante mucho tiempo); lo de "epopeya de la libertad" no lo había oído nunca, así que en mi ignorancia tiendo a pensar que se lo ha sacado de la chistera a fin de equilibrar e igualar la postura de ambos bandos (el que defendía la legitimidad constitucional del momento y el que dio el golpe de estado), para ver si así le encajan mejor las piezas.
- Dudo que poca gente (no ya todos) sepa quién hizo qué, dónde y cuándo y por qué motivos en este tema.
- Por supuesto, sólo unos pocos elegidos estáis al corriente de la auténtica historia de España; el resto estamos corrompidos por la falsa información que se nos suministró durante los cuarenta años del fr... digooo, durante los catorce años del felipismo.
Pues nada, si la crítica dice que la peli es buena todos a aplaudir con las orejas! ¡¡¡Que no se diga que somos unos analfabetos iletrados por no compartir LA IDEOLOGÍA de un señor que ha escrito libros y hasta tiene un premio!!!
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"Ex Ignorantia Ad Sapientiam; Ex Luce Ad Tenebras"
coño! yo también conocí esas joyas (y unas cuántas más) con esa colección, que pululaba por mi casa
huevodecolón, de verdad y sin acritud, ese puñado de blogs con los que nos riegas es pura bilis. Espero, por tu bien, que leas también otros, del estilo de Fernando Onega, por poner un ejemplo.
Última edición por Franciscus; 16/10/2007 a las 13:27 Razón: sintaxis
La generación de la memoria.
Publicado el 16 de Octubre de 2007
Ya está claro: si tienes una edad alrededor de los 40 (o algo más), eso de la Memoria Histórica te mola. Te mola cuando explicas que es inoportuna o te mola diciendo que ya era hora. Pero te mola.
No había pensado en ello hasta que he leído las declaraciones de Jaime Mayor Oreja en el diario “La Voz de Galicia”. Se plantea con desparpajo que por qué no se puede defender al franquismo. Pues tiene razón.
Vamos a ver; si tú te sientes cercano a los movimientos fascistas, a mi me apetece que lo digas, que lo explicites, que lo escuche todo el mundo. Luego ya veremos a quienes convences.
Cuando, en los próximos días, oigas a Jaime Mayor Oreja, sabes que atiendes lo que diga un franquista confeso. Nada que objetar a la libertad de expresión. Pero todas mis críticas a quien, en un sistema democrático generoso, anda defendiendo a la mayor dictadura que ha sufrido España. Tengo la misma libertad de expresión que el señor Mayor Oreja.
Una serie de gentes de la misma generación que Jaime Mayor Oreja (pero de otro parecer), están pidiendo que se respete su lucha por la legalidad; que se puedan encontrar los restos mortales de sus familiares; que se supriman los símbolos de una sublevación ilegal. Aceptan que se diga que hubo excesos por la otra parte; pero que no se olvide que los que sufrieron esos excesos fueron compensados en vida o fueron compensados sus descendientes. Incluso algunos tendrán el premio de ser beatos dentro de unos días en el Vaticano. No hago ni un comentario más.
Esta generación que representa Zapatero quiere recordar a sus antepasados que creyeron en la legalidad de la II República frente al golpismo franquista. Pues tiene el mismo derecho que el que ha tenido durante 40 años la familia Mayor Oreja a recordar y honrar a sus muertos de una contienda fraticida.
Me duele muchísimo que haya ciudadanos socialistas que tengan dudas de la oportunidad de la ley de La Memoria Histórica por miedo al rechazo en algunas zonas conservadoras de España. Este reflejo condicionado que lleva a pensar que todo lo conservador es mejor que lo radical, es una herencia de muchos años de horror como consecuencia de ejercer la libertad. Normal.
Os pido que actueis igual que Jaime Mayor Oreja.
Este señor estima que se pueden defender los valores del franquismo. Pues yo quiero defender los valores de la democracia y de la libertad. Los míos y los de mis antepasados.
Y ahora más que nunca quiero que se apruebe la Ley de la Memoria Histórica.
Sólo quiero que mis gentes tengan la misma memoria que Mayor Oreja. Nada más.
Luis Solana
http://www.luissolana.com/
"Ex Ignorantia Ad Sapientiam; Ex Luce Ad Tenebras"
ABC
Memoria histórica del tío Julio
ANTONIO BURGOS
ESTE año les hemos llevado anticipadamente las flores de noviembre. No en el tiempo de los crisantemos, sino en el de los nardos. El cementerio del pueblo aún no tenía el azacaneo de cubos y escobillas de cal de otras veces. El silencio sí era el mismo. Hacía verdad el verso de Juan Ramón: ellos se han ido, pero siguen los pájaros cantando en los cipreses, junto al romero, en la quietud de la sierra.
Sobre el mármol antiguo ya amarillecido del panteón, sus nombres. Y las fechas, ay, de su asesinato: «Julio Herce Perelló, 29 julio 1936; Julio Herce Nogales, 13 agosto 1936». Son el tío y el abuelo Julio. Isabel, mientras reza, se fija una vez más en esas fechas, y me advierte algo en lo que no había reparado antes. Me dice mientras salimos, las blancas flores sobre el mármol, los pájaros cantando en el silencio de la sierra:
-No me había dado cuenta antes: al tío Julio lo mataron antes que al abuelo. ¿Te imaginas lo que pasaría el abuelo, al ver que sacaban a su hijo para matarlo?
Fue en la Cuesta de los Molinos. Donde el atardecer se hace rojo los días de verano que la gente comenta la calor que ha tenido que hacer en Sevilla. Allí, en una cuneta, por esas fechas, mataron al tío Julio, estudiante de Derecho en la Universidad de Sevilla, falangista de antes de las elecciones del Frente Popular. Hubo un tiempo en que una cruz de hierro recordaba el lugar del sacrificio. Cuando de niños íbamos de jira al puente del camino viejo de Sevilla, los hombres se quitaban el sombrero al pasar por esa cruz y las mujeres bisbiseaban una oración. Y todos se santiguaban. Ya esa cruz no existe. La quitaron. Como quitaron en la plaza el mármol solemne que rendía honores a los nombres de todos los caídos del pueblo, asesinados por el terror revolucionario de aquellos días, cuando al abuelo Julio lo mataron apenas seis días antes que entraran los nacionales, por un terrible delito: ir a misa y, encima, con devocionario, y ser de comunión diaria. El Papa va a beatificar a 498 mártires de la fe en la guerra de España. Nosotros tenemos uno, anónimo, en la familia. Isabel sabe qué es el «odium fidei» con sólo evocar el misal negro de su abuelo.
Junto a la tumba del abuelo y de tío Julio están las de otras familias cuyos varones también fueron masacrados: los Crespo, los Puerto, los Castelló, los Fontán, los Yanes. Todos nos habíamos olvidado del horror de aquellos asesinatos. Con la reconciliación habíamos perdonado. Pero con esta revancha de la Memoria Histórica se me revuelven ahora estos recuerdos terribles de cuanto me contaba mi suegro Daniel, que iban a sacarlo también de la cárcel para fusilarlo, pero lo salvó el encargado de «San Antonio», quien se encaró con sus camaradas: «¿Pero cómo lo vais a matar, si nada más que tiene 15 años?». Si no fuera por esta revancha de la Memoria Histórica, yo no habría vuelto ahora a leer las terroríficas memorias del sanguinario doctor Salvador Vallina, sembrador del odio asesino en el pueblo: «Pero la semilla que arrojamos en el surco social germinó más tarde y cuando estalló la revolución popular contra la agresión fascista, se sublevó en masa el pueblo de Guadalcanal. Se sacaron de todos los edificios religiosos los objetos combustibles, como imágenes de madera, altares, retablos, etc., y los amontonaron en una alta pirámide en la plaza pública. Se prendió fuego a la pira y las llamas iluminaron con sus resplandores todo aquel territorio, hasta las más altas montañas. A pocos pasos estaban encerrados en el Ayuntamiento los peores fascistas, desde donde contemplaron sus símbolos reducidos a cenizas por el fuego purificador, y después fueron llevados al cementerio y fusilados. El cura principal, que había ejercido influencia perniciosa en el pueblo, fue fusilado dos veces. La primera vez quedó mal herido y a la mañana siguiente lo encontraron con vida, sentado sobre una tumba y rezando, y fue fusilado definitivamente.»
Isabel no me lo dice, y no quiero recordarle los nombres queridos cincelados sobre el mármol amarillecido de las blancas flores. Mas sé que con esta venganza revanchista de la Ley de Memoria Histórica siente como si al abuelo y al tío Julio los volvieran a fusilar en la tapia del cementerio o en la cuneta de la Cuesta de los Molinos. Por el terrible delito que querer a España o de creer en Dios.
Yo al Santiago González este le he tenido de profesor y es un quiero y no puedo bastante importante. Pretende ir de ínclito columnista con muchas cosas que contar y al cabo de oírle hablar durante 5 minutos te das cuenta de todo lo que deja de desear.
Te creo.
"Ex Ignorantia Ad Sapientiam; Ex Luce Ad Tenebras"
El europarlamentario del PP considera que "muchas familias lo vivieron con naturalidad y normalidad"
Mayor Oreja: "¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo?"
Cadena Ser
La de Franco fue una dictadura de 40 años, pero el europarlamentario del PP Jaime Mayor Oreja considera que no hay necesidad de condenarla. En declaraciones a La Voz de Galicia, Mayor Oreja se ha preguntado textualmente: "¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo?". En su opinión, no hay necesidad de condenar la dictadura de Franco porque "representaba a un sector muy amplio de españoles".
En el contexto de una entrevista sobre la Ley de la Memoria Histórica, al eurodiputado del PP se le pregunta por qué le cuesta tanto al PP condenar el franquismo. Su respuesta es ésta: "Porque eso forma parte de la historia de España. Yo no lo he condenado, yo elogio y alabo la transición democrática. ¿Cómo voy a condenar lo que, sin duda, representaba a un sector muy amplio de españoles?".
En otro pasaje de la entrevista, Mayor Oreja insiste: "¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad? En mi tierra vasca hubo unos mitos infinitos. Fue mucho peor la guerra que el franquismo. Algunos dicen que las persecuciones en los pueblos vascos fueron terribles, pero no debieron serlo tanto cuando todos los guardias civiles gallegos pedían ir al País Vasco. Era una situación de extraordinaria placidez. Dejemos las disquisiciones sobre el franquismo a los historiadores".
Y pese a que el periodista recuerda a Mayor Oreja que en el franquismo sólo hubo un bando que reprimía, el 'popular' asegura que "hubo dos, porque el franquismo fue la consecuencia de una Guerra Civil en la que hubo dos bandos. No es lo mismo que el régimen nazi, donde había un solo verdugo".
Al hilo del debate sobre la Ley de la Memoria Histórica, el eurodiputado concluye que "hacer de una tragedia de nuestra historia un elemento de división es fácil, pero es un disparate. Si hicimos un esfuerzo en la transición para que este tema no siguiera dividiendo a los españoles, ¿para qué resucitar otra vez quiénes fueron más asesinos en la guerra?".
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"Aquí va a haber hondonadas de hostias, eh?"
El País
Editorial
Caudillo Guevara
El romanticismo europeo estableció el siniestro prejuicio de que la disposición a entregar la vida por las ideas es digna de admiración y de elogio. Amparados desde entonces en esta convicción, y a lo largo de más de un siglo, grupúsculos de las más variadas disciplinas ideológicas han pretendido dotar al crimen de un sentido trascendente, arrebatados por el espejismo de que la violencia es fecunda, de que inmolar seres humanos en el altar de una causa la hace más auténtica e indiscutible.
En realidad, la disposición a entregar la vida por las ideas esconde un propósito tenebroso: la disposición a arrebatársela a quien no las comparta. Ernesto Guevara, el Che, de cuya muerte en el poblado boliviano de La Higuera se cumplen 40 años, perteneció a esa siniestra saga de héroes trágicos, presente aún en los movimientos terroristas de diverso cuño, desde los nacionalistas a los yihadistas, que pretenden disimular la condición del asesino bajo la del mártir, prolongando el viejo prejuicio heredado del romanticismo.
El hecho de que el Che diera la vida y sacrificara las de muchos no hace mejores sus ideas, que bebían de las fuentes de uno de los grandes sistemas totalitarios. Sus proyectos y sus consignas no han dejado más que un reguero de fracaso y de muerte, tanto en el único sitio donde triunfaron, la Cuba de Castro, como en los lugares en los que no alcanzaron la victoria, desde el Congo de Kabila a la Bolivia de Barrientos. Y todo ello sin contar los muchos países en los que, deseosos de seguir el ejemplo de este mito temerario, miles de jóvenes se lanzaron a la lunática aventura de crear a tiros al "hombre nuevo".
Seducidos por la estrategia del "foquismo", de crear muchos Vietnam, la única aportación contrastable de los insurgentes seguidores de Guevara a la política latinoamericana fue ofrecer nuevas coartadas a las tendencias autoritarias que germinaban en el continente. Gracias a su desafío armado, las dictaduras militares de derechas pudieron presentarse a sí mismas como un mal menor, cuando no como una inexorable necesidad frente a otra dictadura militar simétrica, como la castrista.
Por el contexto en el que apareció, la figura de Ernesto Guevara representó una puesta al día del caudillismo latinoamericano, una suerte de aventurero armado que apuntaba hacia nuevos ideales sociales para el continente, no hacia ideales de liberación colonial, pero a través de los mismos medios que sus predecesores. En las cuatro décadas que han transcurrido desde su muerte, la izquierda latinoamericana y, por supuesto, la europea, se ha desembarazado por completo de sus objetivos y métodos fanáticos. Hasta el punto de que hoy ya sólo conmemoran la fecha de su ejecución en La Higuera los gobernantes que sojuzgan a los cubanos o los que invocan a Simón Bolívar en sus soflamas populistas.
El Confidencial
El Confidente
Rebelión a bordo: la redacción de ‘El País’ se planta contra Cebrián por un editorial
Al consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, se le solivianta la marinería hasta alcanzar aires de motín a causa de una reciente editorial publicado en El País sobre Ernesto Guevara, Che, y escrito por uno de sus protegidos de la sección de Opinión, el diplomático José María Ridao.
El artículo pone en tela de juicio la figura del Che y lo define como heredero de ese romanticismo europeo donde la disposición “a entregar la vida por las ideas esconde un propósito tenebroso: la disposición a arrebatársela a quien no las comparta”. E incluso responsabiliza a sus seguidores de haber ofrecido “nuevas coartadas” a las dictaduras latinoamericanas de su época.
Tamaño embate de El País contra uno de los principales mitos de la izquierda ha suscitado una escalada de cartas de los lectores, a favor y en contra, que todavía perdura. Y una parte de los redactores del periódico pasó del pasmo inicial a pequeñas razzias, como colocar algún cartel del Che en la pared de la redacción en señal de protesta por lo que consideraban un viraje de la línea editorial del periódico hacia posiciones de derecha. Pero lo peor estaba por venir.
Un grupo de redactores comenzó una campaña de recogida de firmas para conseguir un objetivo en tiempo récord nunca visto antes el periódico: que dos terceras partes de la redacción suscriban una carta destinada al director, Javier Moreno, en la que le requieren espacio en El País para escribir un editorial que rectifique al de Ridao. Así lo contempla el Estatuto de Redacción: con ese porcentaje, los periodistas tienen derecho a publicar su opinión con un espacio tipográfico similar al que causó el revuelo.
Todo apunta a que lo han conseguido. Diversas fuentes sostienen que ya han recabado 230 firmas, cifra más que suficiente para alcanzar las dos terceras partes de los redactores de plantilla y lograr su contra-editorial. Habrá que ver cómo actúa Cebrián ante el amotinamiento de la tropa justo en la semana de la refundación del periódico, con un diseño que apunta maneras exquisitas, mientras Sogecable se recuperaba ayer en Bolsa.
Con todo y con eso, el consejero delegado de Prisa ya tiene experiencia en revueltas: en 1982 sofocó una campaña de recogida de firmas contra un editorial que apoyaba el ingreso de España en la OTAN defendido por el entonces presidente, Felipe González.
Pero la revuelta no queda ahí. En la redacción de El País circula otro papel en protesta por la marginación de las mujeres en el nuevo equipo de dirección del periódico. En pleno siglo XXI, Cebrián y Moreno no han nombrado ni una sola mujer en los cargos clave para embocar el diario hacia una nueva era ante el reto de Internet y la prensa gratuita … Una pregunta queda en el aire: ¿Qué hubiera pasado en El País si el Che hubiera sido mujer?
Entonces... ¿ya no comentamos nada más sobre las declaraciones de Mayor Oreja?
¿Corremos un tupido velo?
"Ex Ignorantia Ad Sapientiam; Ex Luce Ad Tenebras"