Vicente Aranda hizo algunas películas correctas en su "buena época", pero con cada estreno va cayendo más y más en picado hasta llegar a esa absoluta, inconmensurablemente hedionda y espantosamente humillante TIRANTE EL BLANCO, un pedazo de mierda con actores malos (sólo se salvan Watling y Rubio), guión purulento, decorados de risa y vestuario del todo a cien. Las escenas de ¿batalla? eran increíblemente cutres, y algunas escenas parecían sacadas de Pajares y Esteso. Pero claro, al señor Aranda le pagan sus subvenciones para que él pueda seguir haciendo películas de tetas y potorros disfrazadas de dramas clásicos.




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