Me dicen, me cuentan, que lo de Van Sant es de las peores cosas que vamos a ver este año. Un compañero, bastante medido tanto para lo bueno como para lo malo, de los pocos que defendieron el año pasado la cinta de Ryan Gosling y películas casi siempre vapuleadas por la crítica, está espantado ante el lirismo del cineasta de Mi Idaho privado.