La serie es una "ida de olla" como pocas. Algunos episodios parecen escritos por un pre-adolescente hormonado, lo cual la convierte en una delicia de visión obligada. Además, el doblaje que trae (de toda la vida) es maravilloso. Me parto de risa con Van Helsing.
Una pena que Divisa no continuara esta INCREÍBLE colección de clásicos de la animación japoneses.