Esta película es una auténtica delicia. La pasaron de chaval por televisión y me moría de sueño aquella noche. Me quedé dormido arrullado por el canto de las gaviotas cuando se acercan a la isla volcánica. Al día siguiente me condené por no haber aguantado, y anduve dibujando en clase esa isla volcánica una y otra vez, hasta al menos diez versiones distintas. Con los años la buscaba sin éxito, tal que fuera el vellocino de oro. Cuando cayó en mis manos esta edición pude saborearla de principio a fin.
Un clásicazo.