En el último Algeciras Fantástika expuse un montón de carteles en un patio interior de la Fundación de Cultura. Fue todo un éxito. Me quedé con varios cientos sin sacar a la luz. En el recibidor de la sala de proyecciones expuse una docena de ellos por la paredes y cristaleras. Había un tipo pelirrojo que no hacía más que salir a mear una y otra vez, ante el mosqueo de alguno de los nuestros. Un tipo que, según los que estaban cerca, no hacía más que rajar de todo. ¡Terminó robando dos carteles! Uno de ellos era el de El retorno del hombre lobo. Siempre me han hecho gracias este tipo de individuos, críticos, con derecho a voz y voto (¡no faltaría más!), pero que te roban la cartera los muy joputas a la primera.