De Malvaloca se han rodado, efectivamente, tres versiones:

La de Benito Perojo de 1926, ésta de Marquina de 1942 y otra de Ramón Torrado de 1954.

Está basada en un drama de ambiente andaluz de los hermanos Álvarez Quintero. En esta ocasión, el humor recae en los personajes secundarios y la trama se centra en una joven que "se echa la vida", es la mantenida de un canalla simpático y se enamora de un hombre recto y honrado. Hay un paralelismo alegórico entre la mujer caída que lucha por la redención y una campana que los dos hombres de su vida, socios en una fundación, deben volver a fundir.

De esta versión lo más interesante es el trabajo del trío protagonista, con un muy sólido trabajo de Amparito Rivelles que cuando hizo la película contaba sólo 16 o 17 años. Los insertos documentales del trabajo en la fundición no terminan de integrarse en el desarrollo y el personaje cómico interpretado por el gran Freyre de Andrade resulta excesivamente antipático.