Carta a Joan Vich (Musico, promotor y editor)

Teddy Bautista me ha escrito hoy. Al principio me ha sorprendido: ¿qué habré hecho para merecer tal honor? Pero, por supuesto, no era una carta personal, porque yo soy sólo un socio de bulto, uno de esos que no tienen ni voz ni voto en la sociedad que preside desde hace ni se sabe cuánto tiempo. Hoy nos ha escrito a todos, porque hoy parece que nos necesita. Quiere movilizar a la gente contra la nueva reforma de la Ley de Propiedad Intelectual, y para eso no le basta con los pocos cientos de socios de la SGAE a quienes cuida con todo tipo de privilegios. Para eso nos necesita a los más de setenta mil (sí, 70.000) que sólo le servimos para mantener el sillón caliente, viajar en primera y hacerse fotos para la posteridad.
Según la carta de Teddy, la reforma menoscaba el derecho de los autores a recibir una remuneración por copia privada. Curioso, porque creo que la reforma mantiene el canon sobre los cedés vírgenes, un canon injusto y cuya recaudación se reparte después de una forma más injusta aún. Pero niega claramente la petición de Teddy y sus chicos de establecer otro canon sobre los discos duros de los ordenadores, tratando de imponer así un doble canon que sólo cabe en sus mentes calenturientas. Con tanto canon, vamos a acabar llamándole Teddy Pachelbel.
Dice también Teddy en su escrito a la plebe (lo que le habrá costado tener que tomar esta decisión de dirigirse a los parias) que la reforma abre la puerta a la fijación arbitraria, por parte de la Administración, de las tarifas por el uso que terceros hagan de nuestras obras cuando se nieguen a pagar la remuneración que establezcamos. ¿Y eso es malo? ¡Al contrario! ¡Más controles debería haber sobre el antidemocrático sistema de reparto y de votaciones de la SGAE, sobre sus maniobras mafiosas y su desdén por la capacidad de decisión individual de sus socios menos importantes! Desde aquí animo a los senadores y congresistas -porque sé que me leen, aunque no comenten luego- a que aumenten aún más si cabe los controles sobre el funcionamiento de la SGAE, tanto sobre su funcionamiento interno (el desprecio hacia el 99% de sus socios, excepto cuando nos necesitan para hacer bulto; los sistemas de votación, el reparto de derechos, la unión contranatura de autores y editores en la misma sociedad, como en el franquista sindicato vertical) como sobre su funcionamiento externo (sus sistemas de cobro, el cobro a los no socios, la discriminación de los sellos independientes y las pequeñas salas de conciertos, la presunción de culpabilidad como premisa siempre que quieren cobrar de alguien).
No me malinterpreten. Soy socio de SGAE y sostengo siempre ante quienes ocupan posiciones más radicales que la SGAE no debe desaparecer, que su labor es necesaria, útil y positiva. Pero creo firmemente que la SGAE debe ser controlada por el Gobierno, para limitar sus desmanes y la forma en que viene trabajando desde hace ya demasiados años.
Así que ahora Teddy quiere que nos levantemos y protestemos, pero conmigo que no cuente. Si lo ve muy crudo siempre puede llamar a la Iglesia, que últimamente sale a la calle a manifestarse con cualquiera.