Entra un hombre en un restaurante y pide sopa de cabeza de tortuga.
Después de unos veinte minutos, el chef, muy apenado, se acerca a su mesa, y tras ofrecerle sus disculpas le informa que la tortuga ha metido la cabeza en el caparazón y no hay manera de hacérsela sacar, con lo cual la sopa de cabeza de tortuga no podrá servirse en el menú del día.
El comensal responde: "Eso no es ningún problema, usted traiga aquí esa tortuga y verá que rápido solucionamos el problema"
El cocinero se va a la cocina, coge al bicho y se lo lleva al cliente. El cliente extiende el dedo índice y se lo mete por el culo a la tortuga, la cual saca la cabeza del caparazón ante tamaña intromisión en su sistema digestivo, momento que aprovecha el cocinero para cortarle la cabeza de un certero y veloz tajo.
"¡Ha sido increible!" - comenta el cocinero - "¿Donde aprendió usted ese truco?".
"Verá" - responde el comensal - "Yo fuí durante cuatro años asesor de imagen de Jordi Pujol, y no sabe usted lo que sudaba para ponerle la corbata".