El pasado viernes no se nos ocurrió otra mejor idea que ir a ver este documental español de Carlos Benpar, teniendo las de Dreyer o incluso "Los 4 Fantásticos" a nuestra disposición. Hay que dar oportunidades al cine español, o eso dicen.
El documental muestra y explica cómo y por qué una película puede ser totalmente otro filme dependiendo de cómo se proyecte, con qué lente, con qué velocidad o si se ha hecho el paning-scaning para televisión. Nada nuevo, quizás alguna anécdota, de lo que aquí se habla generalmente.
Muestra ejemplos catastróficos de películas emitidas en televisión con un formato u otro o de proyecciones, como la de "Bienvenido Mr. Marshall", proyectadas en cine con un formato para el qeu no fueron "diseñadas".
En definitiva, trata de defender durante cien minutos que el arte del cine debe ser preservado y mantenido tal y como lo quisieron los directores de las películas.
Hasta aquí todo bien, a nadie le gusta que su obra, su trabajo, sea expuesto de una forma ridícula haciendo parecer que el culpable es el director - por ejemplo, ver que se ha ido de campo algún personaje cuando esto no sucede en la proyección normal -.
Para llevar a cabo esta defensa utiliza imágenes archivos, otras que no son de archivo pero simplemente le ha puesto el "zoom" a la televisión para que parezca que es así cómo se emitió y dar un ejemplo a lo que se está explicando y todo esto acompañado de una rubia - Marta Belmonte - a la que es mejor no mirar a la boca durante toda la película porque el doblaje está fatal conseguido. Hay algunas escenas de ficción, ilustrativas, con algunos momentos que parecen de anuncio de "Nuevo Ajax Ultra, vengo del futuro y te comprendo, pintor incomprendido"
Y por supuesto, el reclamo por el que nos decidimos ver esa película, los testimonios de directores actuales y de épocas mejores. Una lista de veintitantos autores que se podía haber limitado a la mitad - o menos - porque todos decían lo mismo. Que era al mismo tiempo lo más razonable para pensar: que la obra final permanezca tal y como la ideó el director. Esta última frase es el resumen de 40 minutos de documental. Si hubieran quitado testimonios quizás hubiera cupido la segunda película que nos adelantan al final del documental.
Casualidad fue que en la misma sala estaba el director de lo que acabábamos de ver. Fue aplaudido por el grupo de amigos que le acompañaba. Aproveché la ocasión e intenté hacerle un par de preguntas:
Primero, está muy bien y es razonable que se conserve y se proyecte el filme tal y como el director lo ha querido... pero, ¿por qué no ha salido ningun testimonio de productores o dirigientes de televisión para que al menos podamos comparar y debatir la cuestión?
Segundo, ¿cuál ha sido la financiación del filme?
He de decir que fui rodeado por sus compañeros, y que, hablar con él fue bastante dificil. Tras hablar - más bien, escuchar- la defensa de una mujer cerrada en su propia idea del comunismo artístico sobre las anteriores preguntas, el director pudo contestarme, más o menos por encima y sin entrar en debate - estaban sus amigos delante, cuidado - a las preguntas:
A la segunda, contestó que su productora y la preventa de los derechos de la película a la TV3. Perfecto. Le pregunté si echarían anuncios durante su emisión; "seguramente, pero es una acto de contricción de las televisión el poner mi documental, es una contricción católica ( :? ) de limpiarse de aquello que hacen mal". Vamos, que está fatal que pongan anuncios pero si pagan mi documental, no hay problema.
A la primera, atentos, contestó esto: "No interesa, se lo que quieres decirme, que por qué no he puesto el otro lado del asunto, pero es que no interesa" . Aaaaa, menos mal, pensé que era porque le habían negado el acceso a la Metro o que no había tenido suficiente presupuesto de Tv3 para hablar con George Lucas.
Por supuesto flipé. Flipé porque no se puede criticar sin intentar, al menos,- teniendo en cuenta que es un documental y por tanto, un mensaje que verá mucha gente - ofrecer una mísera solución para que tanto publicidad como arte puedan convivir sin interrumpir uno al otro. Flipé, porque estamos en un mundo en el que el arte no vive solo, y hay que conseguir medio de cambio - dinero - para poder comer.
Y aun me parece sorprendente que en la continuación se ve la historia de un abogado francés que gano una querella contra la televisión por haber puesto "la mosca" del canal mientras emitían la película de turno. Es decir, que la televisión paga los derechos de una película, pero que nadie sepa que lo hemos hecho, que no haya diferencia entre ver tve y a3 ... y a los trabajadores de la televisión que les den morcilla... y como no puede haber publicidad en la televisión, que les de morcilla a las empresas que pagan a la televisión, que ésta paga a la película - como en este caso - y que esta ofrece un servicio - ocio - a la gente que compra a las empresas que viven de la publicidad.
Es que criticar la "mosca" ya es pasarse un poco. Si no quieres salir en televisión, búscate otra financiación. Una cosa es que te cambien el formato y otra ir ya al detalle.
Y al final pasa lo que pasa, que la opinión de la gente es que los artistas sólo se miran el ombligo. Aunque está claro, que viendo este ejemplo, es comprensible que se piense.
Quisiera opinar un montón de cosas más, pero ya he hecho un post bastante largo - lo siento - y seguro que puede surgir con los comentarios que surjan. Si surgen, claro.