Hombre, justo estaba por escribir esa experiencia vivida anoche.
Buenos Aires, una y media de la mañana, en pantalla grande y en soberbio cinemascope original, respetado a rajatabla -tal como el maestro disfruta para exhibirnos sus gloriosas composiciones- vivimos la sensación inigualable de disfrutar en una de las mejores salas de la ciudad la reposición de esta obra maestra.
Sin dudas una de las grandes experiencias cinéfilas de mi vida: la gente llenó la sala, el horario tardío - como exigencia inherente a la procesión ritual- , nadie se durmió ni habló, nadie tosió ni molestó con sus teléfonos, comió o se levantó para ir al baño.
Carpenter es el mejor director vivo de la actualidad - si, para mí, logicamente y ojo con lapidarme-, es un autor único que se apoya como pocos en una cámara que jamás se inclinará por el estatismo. Ver el plano inicial de Halloween en una pantalla gigante, en una sala repleta de gente extasiada que apenas podía respirar -solo se escuchaban los jadeos de Michael Myers- es una epifanía. Cuando creíamos que ya conocíamos todo de esta peli, afirmo que no, que hay que verla en una pantalla lo más grande posible.
Ese plano secuencia del inicio, retomo, abarca una brillante y lograda resolución formal con un enigma que se nos presenta ya en los primeros minutos de la película. Luego, mantiene la genialidad en cada golpe o movimiento como solo un elegido como Carpenter puede hacer, resolviendo situaciones al narrar con una cámara que, aunque ya lo he dicho muchas veces y cabe reafirmarlo, puede suplantar la importancia de los textos. De ahí la permanencia del maestro en el género.
Y de la película que más se puede decir: en la noche de brujas el hombre de la bolsa se mezcla con las calabazas y disfraces y la locura con el mal, y el mal oculta al demonio. El gran Carpintero se apropia de la historia del cine B clásico para recrearla desde la misma serenidad narrativa, las mismas alusiones sociales o metafísicas y la misma belleza de las imágenes.
Si, mis amigos, los recursos de Mr. John Carpenter postulan un espectador sediento de placer![]()




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-, es un autor único que se apoya como pocos en una cámara que jamás se inclinará por el estatismo. Ver el plano inicial de Halloween en una pantalla gigante, en una sala repleta de gente extasiada que apenas podía respirar -solo se escuchaban los jadeos de Michael Myers- es una epifanía. Cuando creíamos que ya conocíamos todo de esta peli, afirmo que no, que hay que verla en una pantalla lo más grande posible.
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