Aún así no pude resistirme y disfrutamos (mi padre y yo, pues los demás salieron de compras) una vez más de
Psicosis, del maestro. Tiene tanto bueno en cada escena, y desde luego, tanto por descubrir con ese estupendo
BD (detalles que nunca antes contemplé, como retratos de la habitación del pecado inicial, o elementos del mobiliario de la casa aquella encima de la colina

...incluso la calor de Phoenix y eso que era diciembre...) que uno no puede sino maravillarse una vez más, de la obra maestra que nos dejó para siempre. Eso sí: gran parte de su mérito recae en la fotografía, y sobre todo, en la música de Bernard Herrmann. Que no recibiera el premio aquel año de la Academia (ni siquiera estuvo nominada) dice poquísimo de sus miembros. Solo con sentirla, te mete en el coche, te saca de la ciudad y te lleva a aquel motel.
De 10, por supuesto.