A mí me preocupa un poco pensar que tal vez el cine asiático, y en particular el coreano, haya "pasado de moda" en los circuitos comerciales. Los nombres prestigiosos que han abierto la veda desde los festivales, al estilo Kim, Park o Bong, no han sido casi engrosados con nuevos descubrimientos, e incluso de ellos mismos me da la impresión de que los distribuidores no se interesan por sus últimos trabajos ("Dream" de Kim, o "Thirst" de Park, duermen aún el sueño de los justos). Yo esperaba hace unos años que la afluencia de estrenos orientales se consolidaría y que se empezarían a ver más cosas, pero me da que la muestra sigue siendo un botón: para qué descubrir a más autores nipones teniendo a Kitano (y ahora a Kore-eda), para qué traer a salas más anime teniendo a Miyazaki, para qué más frikadas coreanas ahora que hemos descubierto el verdadero cine coreano dramático y sobrio con Lee Chang-Dong. Yo me pregunto: ¿por qué se pierde el interés tan rápido cuando el cine asiático es un universo que no descubriremos del todo ni en cien años?