Curioso debate. Atendiendo a la definición de ambos conceptos, considero que he pasado de ser un cinéfilo a un cinéfago, cosa que enriquece a uno a la larga. Pienso que lo bonito y gratificante de amar el cine es simplemente saber disfrutar de todo tipo de propuestas y sacarles el mayor jugo posible siendo conscientes de sus virtudes o defectos. Tuve unos años que me "gafapastee" bastante y solo veía cine de autor asiático y europeo y en perspectiva no veo que eso haya hecho sentirme más cultivado que ahora en el que puedo estar un día viendo un Tarkovsky, un Fassbinder o un Lean, y al otro un capítulo de Star Trek, Rambo o una Bronsonada.
La clave está en tomarse esto como el símil del tenis-padel. Aquel que se sepa manejar bien jugando al tenis (cinéfilo) no tendrá problema para adaptarse a un partido de pádel (cinéfago). Al revés esto se me antoja difícil pues el cinéfago autoconsciente de aquello que visiona en su contexto ha tenido que ser cinéfilo con anterioridad, es decir, uno que sabe a lo que se enfrenta cuando va a ver un Ford, un Lynch, un Erice, un Angelopoulos o un Bergman y disfruta con ello; y que igualmente disfruta con un Naschy-fantaterror, un Norris, una de la Shaw Brothers o la Hammer, un capítulo de Curro Jiménez o la última gamberrada de De la Iglesia.
Me parece igual que interesante aquel que puede rascar y comentar algo con chicha de un Rocky IV, que quien sintiéndose exclusivamente cinéfilo te pueda desgranar toda la simbología oculta y significados de un film de Oliveira y fuera incapaz de sacar algo en claro de la de Stallone.
Y es gracias a foros como este, cómo mi afición siempre latente al cine desprejuiciado de los 80 me ha hecho "convertirme" a cinéfago y saber disfrutar de la serie B o Z, el gore, los mamporros y las ostias de aquí a China o apreciar por qué Carpenter con 4 duros es un maestro de la narración y del scope.
Y todo ello desde el respeto tanto para el cinéfilo como el cinéfago, con la única puntualización de que el cinéfilo no sienta vergüenza propia y ajena por descubrir e introducirse en otros tipos de cine porque la vida son dos días y el cine sea cual sea es precisamente una manera de alargar nuestras vidas haciéndonos sentir protagonistas de otras a través de sus personajes, ya sea ver a Max von Sydow soltando un monólogo metafísico o a Bruce Lee repartiendo leña.