Hombre, pues un poquito: pero no es lo mismo que se ponga a hablar a grito pelado al teléfono el que está a tu lado en la consulta del médico que haga lo mismo en una sala de cine... está claro que los maleducados lo son igualmente tanto a la hora de ir a comprar el pan, en un campo de fútbol o tomándose una cerveza... y en estos casos se puede más o menos transigir, pero a la hora de ir a una sala de cine me saca absolutamente de la película que alguien se ponga a hacer comentarios al lado mía, sobre todo cuando no tienen nada que ver con la película que estamos viendo
En general me gustan todas, pero ya te digo que es difícil que vuelva a pisar una: sólo con que te toque un único y solitario gilipollas ya te j*de la película, y me ha pasado ya demasiadas veces como para no pensar que me vaya a ocurrir lo mismo la próxima vez que vaya a una... y, la verdad y aunque no acabe pasando nada, con esa incertidumbre no se disfruta del cine al 100%.