Bueno, yo considero el acto de ir al cine una experiencia inigualable que no puedo experiementar en casa con el home cinema. En casa tendo demasiadas distracciones, y yo soy de los que se despista con facilidad, así que una llamada telefónica, el timbre sonando o simplemente la luz que entra a través de la persiana consigue sacarme de la película, con lo cual, aún no he conseguido superar una película vista en una sala de cine de ninguna forma.

Con todo ésto, he de decir que últimamente voy al cine con miedo, elijo una butaca en las filas 3 o 4 como mucho, dando por hecho que la marabunta se irá a las filas traseras, tiemblo cada vez que veo un grupo de más de dos entrar en la sala y acercarse a mi butaca y, cuando respiro al comprobar que lo que se ha sentado detrás de mi es una pareja de treintañeros como yo (a los que se les supone un mínimo de saber estar), me doy cuenta de que ni siquiera esos saben comportarse, y acabo más pendiente de su conversación que de la propia película.
En las últimas 5 ocasiones que he pisado una sala de cine, 5 veces he tenido que lanzar miradas o mandar callar al de detrás, la última vez incluso tuve que cambiarme de fila, y ojo, que la película era Como La Vida Misma y los intrusos en cuestión dos matrimonios de más de 50 años, pues ni con esas.

¿Qué quiero decir con todo ésto? Pues que a mi, que no cambio la experiencia de ir al cine por nada, no me importaría pagar un par de euros más por poder acceder a palcos vip como algunos de los que ya disponemos en Cinesa por ejemplo para no tener que correr este tipo de riesgos cada vez que quiero ver una película, pero los precios que se marcan en esta noticia desde luego me parecen desorbitados. No creo que esté aquí la solución, ni siquiera sé si la habrá, pero desde luego creo que poca gente (teniendo en cuenta el momento que están viviendo las salas de cine) estaría dispuesta a pagar esas cantidades por muy exclusivos que fueran los asientos.

Lo que sí creo que tendría que tomarse más en serio es el papel de la persona encargada de mantener la seguridad en las salas de cine, que desde luego se ha perdido por completo. En mis tiempos hasta te echaban de una sala si armabas más escandalo del que se te supone.

Un saludo.