Los niños yankees que se burlaban de "El increíble hombre menguante", peliculón de Jack Arnold, son unos cazurros. Apuesto a que también se ríen y/o bostezan viendo una obra de Shakespeare o visitando el Louvre. Si de lo que se ríen esos bobalicones es "viejo" o "anticuado", apaga y vámonos. Al final harán que echemos de menos a los "magnates" de Impulso y a Monsieur Wolf.