Ese "razonamiento", con ligeras variantes, lo aducen una y otra vez para justificar la difusión de sus ediciones con mala calidad. En definitiva, su letanía viene a ser: a los clientes de Impulso no sólo no les importan las chapuzas sino que, al parecer, las prefieren al material bien editado.
Se ve que en nuestro país no apreciaríamos las ediciones Warner USA, ni compramos las ediciones especiales, ni las remasterizadas, ni los montajes del director, ni los Blu Rays... En nuestro país lo que añoramos de verdad son las copias borrosas, con metraje cortado y formatos amputados. Y, para satisfacer tal demanda, Impulso trabaja incansable y denodadamente, consiguiendo a menudo los peores materiales existentes para regocijo de sus clientes, no para ese reducido grupito que pretenden que los dvds se vean y oigan bien: ¡panda de fanáticos exigentes que incluso se atreven a aspirar a copias anamórficas y nítidas!.
Impulso se erige así en la preservadora de la caspa editora nacional.