Leí hace tiempo la excelente biografía sobre Kubrick escrita por John Baxter, y parece que las razones por las que el director de Barry Lyndon y Brando acabaron hasta la coronilla el uno del otro fueron principalmente tres:
1.- A Kubrick no le gustaba el guión de Peckinpah y acabó metiendo en el proyecto a Calder Willingham (guionista de Senderos de gloria) para que lo reescribiera.
2.- Kubrick quería como coprotagonista a Spencer Tracy pero Brando impuso a Karl Malden, colega del Actor's Studio que ya había trabajado con él en Un tranvía llamado deseo y La ley del silencio.
3.- Después de tener que rodar Espartaco plegándose a las exigencias del productor-estrella Kirk Douglas, Kubrick no quiso tener que repetir de nuevo la experiencia con Brando, por lo que cortó por lo sano y se embarcó en un proyecto mucho más personal y que nadie en su sano juicio en el Hollywood de aquella época se hubiera atrevido a abordar: Lolita.