Y vuelvas a considerar que...
...cualquier cosa es posible; cualquier detalle, irrefutable muestra de algún suceso pasado o, Dios no lo quiera, por pasar. Lo consideras porque quieres convencerte de ello, y aceptar el azar como algo ya destinado. Son demasiadas señales durante mucho tiempo, demasiados faros en la oscuridad.
Pero los faros existen porque tú te creaste esa oscuridad. ¿O no estoy en lo cierto cuando digo que, de haber aprovechado más claros de luz, ahora no estarías preguntándonte sobre señales, guías y luces? ¿Has visto alguna vez una luz negra? En realidad es azul (blue en inglés, que también es tristeza, por si no lo sabías).
El caso es que la viste. Miento; estuviste con ella. Hablaste con ella, muchísimo sin llegar al demasiado... ¡lo sabré yo que soy tu voz! Y qué noche la de aquel día, como decían los otros. Qué maravilloso desahogo, el comprobar que el rencor se crea en el intermedio y no en el principio o el final de la obra. Que no existe, básicamente; que nunca existió, que jamás existirá y que, de disfrutar de una conversación como aquella de la misma manera, debería replantearme mi producción natural de endorfinas.
Has sido un gilipollas, y en este momento das gracias por ello. Todavía hay mucho que andar...
Y, a tu pesar, consideras que...
...has vuelto a caer y que la historia probablemente se repita, y qué gilipollas fuiste cuando me relegaste a un segundo plano en estos escasos -tantos como aquellos- meses en los que has vuelto con ella.
Y consideras también la posibilidad de que no todo está perdido, que no existirá un año de silencio como aquel pasado, que los mismo rencores no florecerán y que ahora estás ofuscado y no hablarás claro con ella.
Pero quieres decírselo.
Decirle que no es igual, que las lecciones del 2006 sirvieron de mucho y que no tiene por qué temerme; que aún se puede hablar, que respeto su silencio tanto como tiene que respetar mi derecho a existir. Estoy aquí, le digo callado. Puedes contar conmigo.
Han pasado pocas horas. No estás en posición de hablar, y el único cruce de palabras lo ha tomado como ofensa en vez de la sutil ironía que querías imprimir a las mismas.
No quieres más pozos sin fondo. No puedes seguir así. Ella lo ha intentado y ha tirado la toalla. No es tu toalla, chaval, no es tu toalla.