Pero en eso consiste: en golpes, pero siempre abierto; sino te enquistas, hermetizas y terminas desconfiando de hasta tu padre. Por lo menos para mí, siempre merecerá más la pena una persona que deposito mi confianza en ella y con ello gano que cien cabrones que me apuñalan. No me van a hacer cambiar.

Me alegro mucho que digas eso, de veras