Anoche fue el turno de Contraband en mi lista de películas pendientes.
Antes de nada me gustaría dejar claro que no he visto la película original islandesa en la que se basa. Así que teniendo en cuenta este remake como película independiente intentaré hacer un análisis lo más objetivo posible.
Lo mejor que se puede decir de ella es que resulta muy entretenida. Sus 110 minutos de duración se pasan volando. En el aspecto formal
Baltasar Kormákur parece emular al más inspirado Michael Bay, combinando escenas de acción ultrarápidas con momentos de estimable intensidad dramática.
El guión es, a todas luces, convencional, pero la voluntariosa dirección de Kormákur y las caracterizaciones de los personajes secundarios otorgan ciertos matices y calidad a la trama.
En el aspecto negativo tenemos a la pareja de actores protagonista. Whalberg y Beckinsale interpretan con el piloto automático, logrando que sus personajes queden vacíos de cualquier identidad que el guión proponga.
En el lado opuesto tenemos una terna de excelentes secundarios masculinos, encabezados por el excéntrico Ben Foster, un camaleónico Giovanni Ribisi y el siempre eficaz J.K Simmons.
En definitiva, se trata de un filme de acción palomitero muy entretenido.




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