Desde adolescente, cuando empezaba a ir al cine con mis amigas/os en lugar de con mis padres, noté que tenía una sensibilidad o emotividad distinta (bueno, más bien me lo hicieron notar ellos

). Recuerdo ver películas y todas mis amigas llorando y diciendo cosas cómo "¡Qué triste, qué bonito!" Yo ni lloraba, ni me emocionaba y les decía: "Es que no he sentido eso que vosotras habéis sentido" o "No me lo he creído". No lo entendían, sus caras eran más o menos así

y luego venía la frase de siempre: ¡Mira, qué eres rara!

¿Y por qué la rara era yo, no podían serlo ellas?

No, claro, eran mayoría. Así que me quedé con el mote
Después era al revés. Veíamos películas que a mí me hacían llorar bastante y me miraban con asombro. Luego me decían "¿Pero por qué llorabas tanto?"

Y yo les contestaba: "Lo que yo no entiendo es por qué no os emocionáis como yo"

Al final siempre era gracioso ver si me emocionaba o no

Siempre esperaban que llegara mi "momento lágrima"

A veces decían: "Mírala, ya está llorando"
Les resultaba extraño que llorara por cosas como: una frase, una escena en la que aparentemente no pasaba nada "importante" (según su criterio, claro) o no había diálogo alguno, una imagen...
Así que claramente, todos tenemos diferentes sensibilidades, pero también es cierto que existimos personas más "emotivas o sensibles". De hecho, es algo clarísimo. Si hubiéseis conocido a todo mi círculo de amistades, veriáis claramente que la persona más sensible y emotiva era yo. Y sin duda lo sigo siendo. Así que imagino que es cierto que a las personas que somos más emotivas o sensibles, parece ser que en cierto sentido, nos llegan las cosas de un modo distinto. Ni mejor ni peor, tan sólo distinto.