La realidad fue un poco diferente. Scorsese se encontraba ingresado en un hospital debido a una sobredosis de cocaína y con muy malas perspectivas de recuperación; Robert De Niro, que llevaba años insistiéndole para hacer la película, fue a visitarle y prácticamente le sacó de la cama y le obligó a dirigirla. La cosa funcionó como terapia, y hasta el día de hoy Martin Scorsese no ha dejado de darle gracias.
En cuanto al peso, ya estaba programado un parón de tres meses en el rodaje antes de grabar al LaMotta cincuentón. Robert De Niro aprovechó ese tiempo para ir a Francia en compañía de su mujer/amiga/lo que sea y dedicarse a visitar todos los restaurantes de lujo del país galo, haciendo especial hincapié en quesos y postres. A su vuelta, había ganado 27 kilos de peso.
Volviendo al tema actuaciones, hay dos menos conocidas que nadie ha mencionado, pero también formidables: el fan de The King of Comedy y el cazarecompensas de Midnight Run.