Me toca:
No soporto que la gente no deje la puerda de la habitación en que me encuentre tal y como yo la había dejado. Si está abierta, pos abierta. Si cerrada, cerrada.
No soporto que mi señora madre me joda el orden de mi desorden. Si yo mismo me entiendo con mi mismidad propia, no veo por qué tiene que ponerlo ella a su pedo.
No soporto, y esta sí que me crispa mil, que en un apretón de manos la otra persona me deje la mano muerta, como si me saludara sin ganas. Me entra un nosequé por el cuerpo que le arrancaría la cabeza al interfecto y jugaría a los bolos con ella.
Una derivada de la de los números pares en el volumen. No soporto dejarlo en números que no sean múltiplos de 5.
No soporto que, estando el andén del metro o la acera completamente libres, la gente tenga que pasar justo a mi lado, incluso tocándome en ocasiones. Cuando sucede mis ganas de matar aumentan.
Y creo que nada más.