A mi me daba miedo la idea de ir al cine cuando era pequeño. Antes de haber ido una primera vez, se entiende. A mi padre siempre le ha gustado el cine (de hecho, mi hobby se lo debo a él), y de jovenzuelo con mi madre iba cada vez que $e podía. Pero fue nacer yo, en 1986, y se acabó el ir al cine. Alquilaba en el videoclub, y las veía en casa.
Recuerdo cómo mi padre me insistía para ir al cine (ya ves tú, pobrecito él, a aguantar alguna infantilada que yo pudiera ver entonces), y yo que no, que me daba miedo. Lo recuerdo todo como si fuera ayer. Me aterrorizaba la idea de encerrarme en una sala a oscuras llena de gente... Hasta que un sábado, durante la hora de la comida cedí. Y al cine que nos fuimos después de comer. Iba nervioso y estrenando una pequeña corbata (los huevecillos, se entiende...jajaja), pero no me iba a echar atrás. No recuerdo exactamente el año en que fue eso, pero seguro que alguno de vosotros lo recuerda con más exactitud, más que nada por edad. La película elegida fue Peter Pan de Disney, la de animación. Imagino que se trataría de algún reestreno o algo parecido.
Aun me veo en el cine a oscuras gritándole a la pantalla, "¡Cuidado Peter, detrás de ti!", intentando advertirle al muchacho de que ese pirata manco intentaba atraparlo. Y mi padre a mi lado diciéndome: "shhhhht, ¡calla!". Jajajaja.
Desde ese momento, semana sí semana también, íbamos al cine. Si no era el día del espectador, era el matinal del domingo. Si algo bueno tenía mi padre, es que no me censuraba ningún tipo de cine. De esta manera podíamos ver El Libro de la Selva una semana, y a la siguiente Segundo Sangriento, y a la otra El Último Gran Héroe (el tiempo es un ejemplo, pero esas películas las vi en cine).
Y así he salido. Obviamente, el tiempo pasa. Ahora cuento con 26 años: tengo pareja estable hace 8, vivo con ella hace 5.... Lógicamente, dejé de ir con mi padre al cine para empezar a ir con mi chica, y ahí volvió a dejar de ir él. A mi madre no le atrae como antes el cine (nunca le ha fascinado, pero ahora pasa de ir), y mi hermano menor nunca ha sido tan cinéfilo como nosotros, así que mi padre pasó otros cuantos años sin pisar una sala de cine. Yo le decía en multitud de ocasiones que se viniera con nosotros dos, que íbamos a ver la película, que no nos molestaba (jamás he ido al cine a darme el filete... si pago, veo), pero el respondía con negativas: "id vosotros solos, no quiero cortaros el rollo, blahblah....".
Siempre me quedó esa espinita. Él me abrió los ojos ante lo que es el cine, y lo que supone para mi hoy día, y yo se lo pago (en parte debido a sus negativas, obviamente) dejándolo en el sofá de casa mientras yo iba al cine...
Pero se avecinaba un estreno que iba a dejar huella en la historia del cine, e independientemente de que a mucha gente le pareciera un tostón (a nosotros nos encantó), ese hecho es indiscutible. Faltaba un mes para el estreno de Avatar. Y le cogí y le dije: "Mira papa, la primera vez que pisé un cine fue gracias a tí. Todos los años que hemos estado yendo al cine juntos, y haciendo que a cada sesión me gustara más, también. Y me duele que hayas dejado de lado ese hobby que compartíamos. Ha llegado el momento de que te devuelva el favor, y va a ser de la mejor manera posible, con una película que va a ser un pepinazo brutal, y como nunca antes has visto una película." Y, después de escuchar mi discurso semi-heroico, aceptó. Y vio Avatar, y disfrutó, y flipó con el 3D, y por un momento, volví a ver en sus ojos el brillo que tenían cuando a mi ni siquiera me habían crecido pelos en las axilas. Pues aun con eso, me atrevería a decir que yo disfruté más.
Desde ese día, de tanto en tanto, se viene con nosotros a ver alguna película. No todas, obviamente, ya que en gustos cinéfilos no coincidimos en todo. Pero se ha dado cuenta de que, aunque vaya con mi pareja, sigo yendo al cine igual que iba durante mi infancia: a ver una buena película (o no tan buena...) y disfrutar de la historia que te cuenta, y del rato que se pasa después de la sesión comentándola. Las últimas que hemos visto juntos han sido Luces Rojas, Chronicle y MS1: Máxima Seguridad. Y aunque no tenían la magia de Peter Pan por ser la primera que vimos juntos, ni el redescubrimiento del cine por su parte como Avatar, ni siquiera aquella vez que la película nos dejó sin palabras en su tramo final como lo hizo El Sexto Sentido, se que, de alguna manera, disfruta cada película que vamos a ver al cine. Y eso, como hijo, me llena.
Si habéis llegado hasta aquí, mi más sincera enhorabuena y mis más profundas disculpas por el ladrillazo. Es algo que tenía dentro hace tiempo, y que tenía ganas de compartir por aquí. Sé que muchos pensaran que es una gilipollez, pero también sé que muchos otros sabréis apreciar y entender la historia y las sensaciones y sentimientos puestos en cada párrafo (teniendo en cuenta que tampoco soy Neruda...jejeje).
Un saludo, compañeros. Disfrutad del buen cine, y si viene de la mano de una buena compañía, mejor.