Un mercader envió a su siervo al mercado, dice la leyenda. Pero el hombre regresó pronto, pálido y tembloroso: "Señor, en el mercado me tocó una mujer, y cuando me di vuelta, vi que era la muerte que me tocaba. Me miró e hizo un gesto amenazador... señor, présteme su caballo... debo huir de ella... iré a Samarra... allí me esconderé... Y la muerte no me encontrará."
El mercader sintió compasión por su siervo y le prestó su caballo... ¡y en una nube de polvo el siervo se fue!
Un poco más tarde el mercader fue al mercado y vio a la muerte entre la gente: "¿Por qué asustaste a mi siervo esta mañana... por qué hiciste ese gesto amenazador?" "Oh," respondió la Muerte, "No fue un gesto amenazador... fue un gesto de sorpresa... porque no esperaba verlo aquí en Bagdad. Yo tengo una cita con él esta noche en Samarra."