Quizá porque me gustan mucho ambos, siempre he tendido a relacionar a David Cronenberg con David Lynch, aunque creo que son muy diferentes. En el caso de Lynch, el de Missoula es una persona dedicada desde muy joven a las artes plásticas, de manera que llega al cine como una prolongación de esos trabajos, mezcla de pintura, escultura, fotografía, performance, etc. Sus cortos son muy interesantes y claramente experimentales, como también lo eran en su día los de Marcel Duchamp, Fernand Léger, Francis Picabia, etc. Cronenberg, en cambio, sigue otro itinerario. Veremos qué nos depara.