Vista Vinieron de dentro de...
Al final, las ganas de seguir la evolución del canadiense me animaron a conseguir un ejemplar en BD de Shivers y otro de Rabia que por suerte me llegaron ayer.
Las sensaciones que me deja la película al terminar son muy variadas, pero lo que predomina sobretodo, es la sensación de haber visto una "película de serie B de los setenta", ortodoxa, incapaz de emocionarme desde ningún ángulo pero con varios detalles interesantes que invitan a la reflexión.
Visualmente es pobre.
El encuadre es estático y unidimensional: los personajes, salvo en algunas escenas de acción, no se mueven por el escenario y no nos sirven de guía para recorrer visualmente el lugar que habitan o para darnos profundidad de campo.
A menudo, los personajes que comparten escena aparecen quietos en el mismo plano dialogando con la pared a sus espaldas, y cuando estos se separan, el plano-contraplano entre ellos es estático y muy muy cerrado, lo que fomenta esa poca sensación de profundidad y pobreza narrativa, porque es que encima el punto de vista está a la misma altura de la cara de los personajes durante casi toda la película.
Con todo, tiene escenas visualmente poderosas y muy interesantes como por ejemplo la del principio, cuando el doctor corta el vientre de la chica cuyo cuerpo yace encima de la mesa.
En dicha escena, tanto la iluminación (que decide mostrarte perfectamente lo que ocurre) como el encuadre (con ese contrapicado que pretende insinuar el corte que consecuentemente derrama unas gotas de sangre por la cintura) consiguen provocar una sensación de frialdad y crudeza que aún a día de hoy puede hacer apartar la mirada al mas pintado. (De hecho, mi novia que la vio conmigo se tuvo que girar, y asqueada me preguntó: ¡¿Pero que coño has puesto?!)
Creo que Cronenberg demuestra en esta película que no tiene problemas para retratar la violencia, y eso, en un mercado como el de entonces tan reticente a mostrarla por miedo a escandalizar y perder espectadores, denota gran madurez artística y una exhibición de carácter y personalidad, que como sabéis, le acompañará en toda su carrera siendo una de las señas de identidad mas definitorias y apreciadas de su cine.
Toda una declaración de intenciones, desde luego; y lo mismo podríamos decir sobre la sexualidad, que la convierte en el núcleo central de la película con la habilidad de disfrazarla de epidemia para poder hacer libremente un recorrido por sus formas y darnos a entender que, aceptadas o no por la sociedad, todas y cada una de ellas forman parte de la condición humana.
Como por ejemplo, la pederastia en la escena del contagio a la niña en el ascensor; el incesto cuando el padre presenta a su hija al médico cuando este se esconde en su apartamento; la homosexualidad a través de los hombres desnudos que le persiguen; el lesbianismo mediante la mujer que, preocupada por su marido, accede voluntariamente a tener relaciones con su vecina en el sofá (Barbara Steele); e incluso, la de la sexualidad de la niña, que una vez contagiada, sale del ascensor para mantener contacto con el guardia de seguridad.
De todas formas, hay que decir que la película, en general, ni impacta ni emociona. La dirección de actores es austera y en varios momentos recuerda a La noche de los muertos vivientes. Los actores protagonistas no tienen demasiado margen para imprimir intensidad a las escenas y su trabajo está mas bien dirigido simplemente a hacer entendible la narración.
Aquí Cronenberg ya consigue controlar mejor el ritmo. Demuestra tener cierto tacto economizando el plano y las secuencias para contar la historia eficientemente y dejar margen para el énfasis en las escenas que sabe que puede explotar sin correr demasiados riesgos. Como por ejemplo en ese plano secuencia subjetivo cuando uno de los personajes baja corriendo por las escaleras hasta el parking; o cuando el médico huye al final, cuando le arrebatan a su compañera de los brazos en esa escena que recuerda tanto a La noche de los muertos vivientes en ese pasillo que parece estar hecho de palés.
Para ir acabando, decir que mi valoración de la película es floja. En ningún momento crea ni tensión ni miedo, y lo que le pasa a los personajes me da exactamente lo mismo. Hay alguna secuencia irrisoria como esa en la que el médico le pide a la enfermera que espere en el pasillo mientras él va a ver al hombre que ella acaba de matar en su apartamento, y justo después ella le asusta porque se le caen los platos de la repisa de la cocina porque tenía miedo de que se le quemara la comida...(burda excusa narrativa y argumental para incluir el clásico susto).
Pero dejando todo esto a un lado, este no es un mal comienzo, y Cronenberg ya desde el principio, dejó muy claro cuales eran las cuestiones que iba a abordar en el futuro.