Yo tengo dos ediciones de esta película: la saga en cápsula transportadora (incluye el original de los 50 y sus secuelas, así como la de Cronenberg y su secuela, uno de los primeros packs que compré en DVD) y, por supuesto, la edición original de alquiler en VHS





Me he decidido esta vez por el DVD, pues la última vez que la vi fue en el VHS (cada vez que veo una peli relleno una ficha en la que voy contando formato en que la he visto, calidad del VHS / DVD / BD de turno, impresiones... rollos míos ).

La mosca es quizá una de las películas más personales de Cronenberg. Es además, el filme con el que su director cerraría una época y una forma de hacer cine, con el gore, la enfermedad del cuerpo y las mutaciones físicas por bandera. En sus siguientes filmes abordaría las cosas desde un punto de vista mental, explorando de igual manera enfermedad, dependencia, obsesión, cambios... pero todo ello de cráneo para adentro. Quizá la película que más se parece a su antigua etapa, aquí concluida, es Existenz.

Seth Brundle ingresa en la galería de niños que juegan con cosas de mayores. Como Max Renn, vive en un lugar destartalado y excéntrico, y tiene un estilo de vida destartalado y excéntrico (esos trajes, en realidad, varias copias de exactamente el mismo traje para ahorrar tiempo). Seth es un genio intelectual, pero falla en lo emocional, y eso será lo que va a causar el fin de su vida, primero, como persona, luego, como ser.


La película tiene uno de los más grandes inicios / presentación de personajes que he visto. Empieza mostrándonos una panorámica (a ojo de mosca) de una sala de convenciones, turbia, desenfocada. Se centra en Seth y en Verónica, que acaban de conocerse en una convención de científicos.


"Comete usted un error, creo que debería hablar conmigo"
"Tengo que hacer más entrevistas antes de que termine la reunión"
"Pero no están trabajando en algo que cambiará el mundo"
"Ellos dicen que sí"
"Sí, pero ellos están mintiendo"


Un diálogo sublime. Las escenas subsiguientes nos muestran el invento y, como ya se apunta, cierta torpeza de Seth en el plano sentimental, y pronto entra Stathis Boranz, auténtico héroe de esta película. Me resulta fascinante el tratamiento que le da Cronenberg: el es un tipo que se nos muestra repugnante, extremadamente machista, desagradable en el trato, posesivo, no duda en hacer uso de su ascendente laboral sobre Verónica para joder su relación, publicando los experimentos de Seth antes de tiempo. El hecho de que Verónica corra a reprenderle por ello provoca en Seth celos, y confusión, una confusión de nuevo, casi infantil, mostrándonoslo como un niño que no comprende las reacciones de aquellos con los que se relaciona, se emborracha y se siente herido y desconcertado. Confundiendo el despecho de Verónica hacia su ex con otra cosa, se lanza a probar el teletransportador. Y la lía parda.

Conclusión: Seth ha de enseñar a la máquina a saborear la carne, a captar ese algo más, intangible. Y al parecer lo consigue en la segunda, y exitosa, teletransportación de un babuino (el cómo ha conseguido corregir el problema es una incógnita).
Es una incógnita a nivel técnico, no narrativo en mi opinión. Como testeador ocasional de Spectrums, ApplesII y otros trastos, me resulta muy raro el concepto de enseñar a una máquina a que le guste la carne. Más bien, imposible, ya que entre la programación de la época y los conceptos humanos había muchísimas capas de abstracción.
Pero a nivel narrativo sí queda muy claro como lo consigue, y el propio Cronenberg lo explicita en el libro de Nuer: perdiendo la virginidad. Para Cronenberg, Seth era virgen antes de conocer a Verónica. Esto le creaba una barrera, no era capaz de transmitir un concepto abstracto, pero después de sus relaciones sexuales, lo logra.

A nivel técnico es un absurdo, muy propio de las pelis de los 80 con ordenadores. Igual que la computadora de "La cosa" diciéndole a Blair que hay un 75% de probabilidades de que haya miembros de su equipo infectados, o que un ordenador de 8 bits cree a Kelly LeBrock sexualmente dispuesta y con poderes de creación de la materia y control de la realidad que la equiparan con un dios. Pero narrativamente se entiende que Seth derriba, sexo mediante, una barrera conceptual, de algún modo, es capaz de transmitir a la máquina ese concepto.

Me gusta mucho la escena del bar. Muy ochentera, para bien (creo): las pintas, los neones, las actitudes... el tipo al que Seth le parte el brazo (escena dolorosísima de contemplar) era un campeón de boxeo de la época, según recuerdo haber leído. Las andanzas de Seth por las calles y los bares me recuerdan en parte a las de un Mr. Hyde en busca de emociones fuertes, algo que encaja muy bien con la transformación y la liberación de los más bajos instintos. Tampoco veo nada errada la comparativa con la droga que hace el amigo Alex; Cronenberg ya nos había mostrado que la adicción es un componente clave de su obra, ya sea al sexo, a las drogas, a la sangre humana, a otra persona, o a las emisiones de rayos catódicos de Videodrome.

Al igual que puede ocurrir con un drogadicto, tras el subidón viene el bajón, que en este caso es terrorífico e irreversible. La mosca es una película muy incómoda, y nada agradable de ver. El museo de Seth de sus partes caídas, su aceptación de la enfermedad y como va cayendo progresivamente en los abismos de la locura y la transformación en algo no humano, son increíbles.



Me gusta mucho Geena Davis, y como aquí va adoptando demasiados registros, así, cuanto más "alegre" (y luego, freak) se pone Seth, más seria se pone ella, hasta el descubrimiento de su embarazo donde directamente, entra en una espiral de pánico, hasta el final donde, al modo de las viejas pelis de hombres lobo de Universal o de Paul Naschy, será la mujer enamorada del monstruo la encargada de acabar con él, la única que puede liberarlo.

Hacia el final es donde el ex de Verónica cobra nueva importancia en la trama, nos es mostrado como el héroe que acude al rescate aunque, como en tantas otras películas, la situación planteada en la pareja ha de ser resuelta en sus últimas consecuencias dentro de la misma. En cierta forma el cambio de Stathis, que traslada nuestra empatía hacia él, corre parejo al de Seth, es como si asistiésemos a transformaciones morales inversas, o quizá eso sea ya darle muchas vueltas.

En cualquier caso, una gran obra del fantástico, uno de esos remakes que supera al original, y una dignísima película para cerrar una etapa en la carrera de nuestro colega canadiense.