En mi caso, tengo que recuperar varias de las películas de su primera etapa que o bien no he visto (El Déspota, La Barrera del Sonido) o tengo muy olvidadas (El Espíritu Burlón).
Y coincido con vosotros en lo referente a la dificultad de comentar sobre su obra, en mi caso, particularmente la tan compleja como magnífica Lawrence de Arabia, ya que son tantas las capas y lecturas que tiene la película, que apenas he arañado la superfície con un único visionado (ciertamente es un personaje muy difícil, lo que hace que el logro del director sea mayúsculo).
Campanilla, te recomiendo Locuras de Verano y La Vida Manda.
Locuras de Verano retoma el espíritu de Breve Encuentro, aunque el pletórico uso del color y el hecho de estar ambientada en Venecia hacen que su tono sea más vital y relajado que en esta.
Y de La Vida Manda, con contarte que la primera vez que la ví (en el mítico programa de la 2, ¡Que grande es el cine!) no tenía muchas ganas (empezaba cerca de las 23:00h y su duración de más de dos horas no prometía mantenerme despierto), sin embargo la película me dejó flotando, ya que durante la trama vas conociendo la vida de una família humilde de Londres durante el periodo entre las dos primeras guerras mundiales, y es tal la forma en que se narra la historia, que cuando ha acabado (y tras derramar alguna que otra lagrima), sientes como si esa familia fuera la tuya.
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Y todo ello sin apenas salir de la casa familiar, lo que le da un aspecto muy entrañable y cotidiano.
Aquí se nota el buen hacer del director, ya que por su trama, otras manos menos hábiles cargarían en exceso las tintas sobre los aspectos más folletinescos, dejándola en un mero culebrón (como no pocos de los dramas realizados entre los años 50 y 60 por directores lejos del talento de todo un Douglas Sirk, por ejemplo).