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Tema: De la literatura al cine

Vista híbrida

  1. #1
    maestro Avatar de Frank Zito
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine



    EL INFORME DE LA MINORÍA (1956) de Philip K. Dick / MINORITY REPORT (2002) de Steven Spielberg

    Vuelto a leer el relato de Dick, y me ha gustado más que la primera vez.

    En primer lugar, y como os podréis imaginar, lo que en la película potencia mucho las set-pieces de acción y alguna de suspense sostenido; el libro es, como lo normal en el escritor, una intriga con muchos giros y, esencialmente, de ideas: no hay siquiera UNA intervención PreCrimen para saber cómo funciona el tema de detección y captura, al estilo del comienzo del film. El relato comienza con el émulo literario de Colin Farrell, entrando a comprobar las instalaciones y bases de cómo funciona el Sistema, por parte del Senado de EEUU.

    Listado de diferencias: el prota, John Anderton, es, en el relato, un tipo al borde de la jubilación (no el jóven Tom Cruise), posee esposa (no está separado ni le desapareció un hijo, como en la peli); al parecer hubo una guerra no demasiado lejana en el tiempo, pues se nos describen unas afueras de Nueva York (no el Washington del film, por cierto) devastadas aún por aquello, que fue una guerra Anglo-China (¡), lo cual además tiene relación (in)directa con todo el complot que se urde; complot con más twists y rebuscado que el del film (no es sólo UN culpable, intentando encubrir un homicidio); los tres Precogns que tiene el relato son descritos como afectados por terribles problemas físicos, que fueron empeorando (inversamente proporcional a su creciente capacidad psíquica) y descritos con desprecio (“monos”, los llaman), y no son sumergidos en líquido especial alguno, “solo” atados a unas sillas especiales; Anderton es el creador único del Sistema Pre-Crímen (no hay el personaje fílmico de Max Von Sydow); hay en la peli –y no en el relato- el tema de las drogas (que parece sacado de alguna otra historia de Dick) el Gran Hermano publicitario que te identifica en la calle o en el metro, operaciones (extracciones y recambio) oculares, arañas robóticas identificadoras e ingenios para el tráfico; hay en el cuento –y no en la peli- la idea de que hay Colonias humanas distantes, fuera de La Tierra (se habla, como “huida”, ir a Centauro X), una amenaza de Guerra Civil ligada al propio complot urdido y, especialmente, un final cínicamente escalofriante, que poco tiene que ver por la compasión de Spielberg y guionistas por los personajes (excepto “el malo”, claro; y Tom Cruise es mucho más humanista que el Anderton literario ... y la "elección" que este último hace, porque no da por válida otra, ya que ni se la plantea), incluidos esos tres precognoscentes, los pobres completamente olvidados y despreciados en la narrativa y dramática del relato de Dick (en la conclusión, pero también en toda la extensión del relato).
    Última edición por Frank Zito; 31/03/2017 a las 10:53

  2. #2
    maestro Avatar de Frank Zito
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine



    LOS DEVORADORES DE HOMBRES DE TSAVO (1907) de John Patterson / LOS DEMONIOS DE LA NOCHE (1996) de Stephen Hopkins

    Curioso caso de hecho real que no será una comparación de una película con una novela. Aquí nos hallamos, por su estilo, ante una especie de crónica periodística en la que el autor (el coronel e ingeniero John Patterson, testigo directo de los hechos) nos relata fríamente lo acontecido. Siempre según él, dando por supuesto exageraciones. Así, por ejemplo, y sabiendo la historia entre manos (en 1898, durante la construcción de un puente para una línea férrea, en plena Kenya, un par de leones atacaron a los trabajadores, matando, durante los nueve meses que duró su reino de terror, a multitud de ellos), Patterson asegura –seguro que para darse más importancia, exagerando los estragos del enemigo- que hubo 135 muertos, los datos científicos por métodos químicos, extraídos de la piel y pelaje de los felinos disecados (estan en un Museo de Chicago) calculan que devoraron el equivalente a un total de 35 personas -justo cien menos-, peso medio por persona (aunque, ciertamente, habrá que contar que no devorarían el total de todos los cuerpos).

    Por lo demás, lo concerniente a la odisea contra los dos leones, ocupa la primera mitad del libro, pues la segunda es una mera descripción de las cacerías (al margen de lo otro) del escritor, en toda su estancia en África; relatadas con una crueldad y desprecio que, seguramente, no aguantará la mayor parte de los lectores actuales, con las sensibilidad hacia los animales a mayor flor de piel (esta segunda mitad, aparte de aburridísima, me pareció repelente, la verdad).

    La película ficciona el libro (y el hecho real) a la medida que puede aprovecharse de convenciones y míticas inherentes al cine de aventuras. Así, la figura del cazador legendario que interpreta Michael Douglas, no existió en la realidad: Patterson acabó con los dos felinos. El que relata la película es curiosamente, no el ingeniero, pero uno de los obreros de la India que fueron llevados allí. También se exageran cosas (aún más, si es que ya no exageraba el libro, claro), llamativo especialmente lo de los dos leones entrando al hospital de campaña y aniquilando prácticamente a todo bicho viviente (en la realidad, al parecer, uno de los animales entró un par de noches, para llevarse –en cada una de ellas- a una víctima). Sí parece sorprendentemente fidedigno lo de la cueva llena de osamentas y restos, o lo del león atrapado en el vagón, pero que fueron incapaces de abatir (¡). Los dos leones eran machos, pero de una subespecie característica de la zona de Tsavo, que no poseen melena; en cambio, en la peli, los dotan con dos fotogénicamente hermosas pelambreras. Y bueno, el John Patterson del cine es, sin duda, más empático que el que deja entrever el real con su forma de escribir (y visión de determinadas cosas…). Aparte que Val Kilmer es (o era), mucho más guapo, claro
    Última edición por Frank Zito; 31/03/2017 a las 10:51

  3. #3
    A.K.A. Jane Austen Avatar de Jane Olsen
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine

    Un par de pinceladas sobre Satiricón, de Fellini.

    La novela de Petronio nos ha llegado incompleta, y ésto y su misma naturaleza (episódica y llena de escenas extremadamente escabrosas, al menos desde nuestro punto de vista) parecían volverla una obra inadaptable. Sin embargo, fascinado por la estética fragmentaria de la obra, Fellini abordó la tarea de la adaptación de manera muy personal y original. Una serie de episodios bizarros que sólo tienen en común al pintoresco trío protagonista como hilo conductor, y que, por ratos, hacen pensar en un viejo fresco pompeyano, del que faltaran trozos (estoy segura de que esa misma idea estaba en la mente de Fellini, y si la memoria no me falla, creo que una de las escenas del final pasaba, precisamente, en la tienda de un artista). Hasta donde yo recuerdo (y dejando aparte alguna ida de la olla como toda la historia del hermafrodita, que me sacó todos los colores posibles ), la película era bastante fiel al libro. Yo creo que la idea de Fellini era también retratar la decadencia de al antigua Roma, y por extensión, de la sociedad contemporánea (recordemos películas suyas previas como Los inútiles o La dolce vita). La antigua Roma que presenta Fellini me recuerda por momentos a una pintura expresionista de un Ensor, un Nolde o un Solana. Es familiar e inquietante. Cotidiana y extraña. No se parece a ninguna otra película "de romanos". No veremos en ella los majestuosos monumentos, los imponentes desfiles, los centuriones de rutilantes corazas o los magistrados severos con impolutas togas de Quo Vadis?, Ben-Hur o incluso La caída del Imperio Romano. Si tuviera que comparar Satiricón con alguna película de romanos clásica, tal vez sería con Barrabás. Lo que se nos muestra en ambas películas es el lumpen del imperio. Una Roma de callejones oscuros y catacumbas desasosegantes, que en la película de Fellini está poblada por mujeres grotescas y pintarrajeadas que parecen momias que caminan, gladiadores que se asemejan a siniestros payasos, poetas malditos, aristócratas depravados, hampones y pícaros.













    Hay que decir que Fellini sale airoso de la difícil tarea de adaptar una obra inadaptable, haciendo a la vez una película muy personal, muy suya, lo que sin embargo puede echar para atrás a más de un espectador.
    Última edición por Jane Olsen; 05/04/2017 a las 20:54
    "People believe my folderol because I wear a turban and a black tuxedo [...] We're in show biz! It's all about razzle-dazzle. Appearances. If you dress nice and talk well, people will swallow anything."

    "Waving the flag with one hand and picking pockets with the other: that's your patriotism. Well, you can have it." Alfred Hitchcock's Notorious.


    "Haven't you any friends your age?-They bore me.-Why?-All they think about is Superman, cowboys..." Charles Chaplin's A King in New York.

  4. #4
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine

    Vale la pena recordar que la época de Petronio, conocido como "el árbitro de la elegancia", es la de Nerón. Fellini me parece muy agudo a la hora de mostrar esa Roma del panem et circenses, una civilización que se regodeaba con las luchas de gladiadores, con la persecución y tortura de los cristianos, y con el imperialismo militarista a lo largo y ancho del Mediterráneo. No es la Roma de mármoles níveos y togas impolutas, de versos de Horacio o Virgilio, sino la de los comicastros callejeros, la prostitución, el hacinamiento en viviendas inestables, el derroche ostentoso y el predominio de la fuerza por encima de la inteligencia o la sensibilidad. El callejeo romano de Encolpio y Ascilto es uno de los momentos más brillantes del cine de Fellini, y desde mi punto de vista del cine histórico, por muchas libertades que se tomara el de Rimini (que no sé si fueron tantas).

  5. #5
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine

    El factor humano / The Human Factor, de Graham Greene
    vs. El factor humano / The Human Factor, de Otto Preminger

    Hace unos días ya comenté brevemente la película de Preminger en el hilo Las últimas pelis que has visto en casa. En el momento de hacer el comentario no había leído la novela, pero ahora que la acabo de terminar puedo afirmar que Preminger y su guionista, el prestigioso dramaturgo Tom Stoppard, realizaron una adaptación de una fidelidad casi absoluta. Cierto es que Greene les dio el trabajo casi hecho, porque estructuralmente el libro parece ya un guion literario, dividido en “secuencias” breves, con diálogos muy directos y sin digresiones descriptivas ni reflexivas excesivas, es decir, que Greene va al grano desde el primer momento.

    Vale la pena recordar que Graham Greene ha sido desde el inicio de su carrera literaria un escritor muy vinculado al cine, ya que buena parte de su obra ha sido adaptada a la pantalla y adicionalmente él mismo ha elaborado varios guiones (recordemos, entre otros ejemplos, El tercer hombre, de Carol Reed, o Santa Juana, de Otto Preminger). Así, podemos destacar entre las adaptaciones de sus novelas: El ministerio del miedo (de Fritz Lang), Agente confidencial (de Herman Shumlin), El fugitivo (de John Ford), El ídolo caído (de Carol Reed), El americano tranquilo (de Joseph L. Mankiewicz)/El americano impasible (de Phillip Noyce), Nuestro hombre en La Habana (de Carol Reed), Los comediantes (de Peter Glenville), Viajes con mi tía (de George Cukor), El cónsul honorario (de John Mackenzie), El fin del romance (de Neil Jordan), Brighton Rock (de Rowan Joffe), y un largo etcétera que incluye también numerosas producciones televisivas.

    El factor humano es una novela de espionaje que tiene numerosos elementos coincidentes con la biografía de Greene, él mismo espía de los servicios secretos del Foreign Office (el famoso MI6) en África durante la II Guerra Mundial. Greene cuenta en su libro de memorias “Vias de escape” que, ya al final de su carrera (la novela es de 1978, año en que cumplió los 74), quería escribir una novela de espionaje que reflejara la realidad de la mayoría de los espías, tan alejada del mundo que Ian Fleming popularizó en la serie de novelas de James Bond: nada de glamur, martinis mezclados pero no agitados, bellas espías, mucho sexo y violencia, viajes a países exóticos, etc. Sus espías son grises funcionarios, con horarios rígidos, encerrados en pequeños cubículos, que mueven papeles de un lugar a otro, dedicados a redactar o a interpretar documentos cifrados, elaborar informes y otras tareas administrativas; empleados en suma con familia o que desean tenerla, que viven en casas o pisos comunes, salen los fines de semana al campo y se preocupan de asuntos triviales, no de probar el último gadget inventado por Q o de adiestrarse para matar.

    De eso va El factor humano, de la gris y monótona existencia de Maurice Castle, un funcionario del MI6 que trabaja en Londres, que tuvo su momento más excitante cuando se encontraba de servicio en la Sudáfrica del apartheid y ayudó a huir del país a una colaboradora, Sara, que desconocía en aquel momento su condición de espía y que ahora es su esposa. Esa evasión la llevó a cabo gracias a un agente comunista, lo cual le ha llevado a sentirse en deuda moral con el comunismo, pagándola con la filtración de información (poco relevante en el fondo) a la URSS. Detectada esa filtración, los mecanismos de seguridad del MI6 se ponen en marcha mostrándonos una total falta de sensibilidad hacia ese “factor humano” del título, utilizando cualquier método para resolver el problema, con total cinismo. Se fuerza el contraste, tanto en la novela como en el film, entre las formas suaves de la estructura jerárquica del MI6 y la crueldad y falta de escrúpulos de sus medidas.

    Preminger y Stoppard lo reflejan a la perfección en un film sobrio narrativamente hablando y en unas imágenes tan grises como la climatología británica, imágenes que refuerzan uno de los mensajes que se reiteran en la novela: cada uno actúa dentro de un compartimiento estanco, como cajas separadas, que en el film se ilustra con un cuadro de Mondrian y en la novela con uno de Ben Nicholson.

    Las diferencias son las normales entre un film y un texto literario: la novela permite pequeñas digresiones del protagonista o de otros personajes sobre la religión (tema siempre presente de un modo u otro en Greene, anglicano que se convirtió al catolicismo), la falta de fe, el comunismo, el apartheid, etc. Pero no hay nada esencial del libro que se encuentre a faltar en la película, que a menudo transcribe los diálogos de manera literal.

    En definitiva, un buena novela de Greene, escritor que admiro, muy bien adaptada por Preminger. La película merece ser rescatada del olvido en que creo que vive actualmente.

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