Pues me entraron ganas de sumergirme (un poco) más, colateralmente, en el "terror sugerente RKO" y he vuelto a leer, dos lustros después, el relato cortito (12 páginas)
YO ANDUVE CON UN ZOMBIE de Inez Wallace, que aparentemente dió orígen a la poética e inquietante película homónima de Jacques Tourneur (
mi favorito de sus films de "terror"); aunque, como es bien sabido, el film tomaba más de la narrativa y dramática de la famosa novela
"Jane Eyre" de Charlotte Brontë, novela que Val Lewton recomendó (obligó) a leer a sus guionistas Curt Siodmak y Ardel Wray.
Pero del relato de Wallace, el film toma no sólo el título, sino alguna cosa más. Desde luego, la ubicación en una isla caribeña dominada por la superstición vudú. En el relato (de maneras expresivas periodísticas, al parecer eso es lo que era -es-: un artículo para el
American Weekly Magazine), el narrador, tras una breve introducción exponiendo los mitos y gentes de Haití, pasa a contarnos tres historias, de las cuales la primera es la que reviste algún vago parecido con el film: un hombre blanco comienza una relación con una jóven negra del lugar, pero con el tiempo se acaba casando con una chica blanca. La ex-novia, que posee conocimientos (de hecho es una hechicera) de los mecanismos del vudú, se venga, despechada, haciendo que la mujer de su ex-querido caiga enferma, finalmente muera y se convierta en una zombie que trabaja en una de las plantaciones de la isla. El hombre oye los rumores y, con un pálpito, se acerca al lugar, descubriendo la verdad. Tras volver a enterrar a su mujer (haciéndole comer sal, que provoca que el zombie vuelva por pie propio a su sepultura), prepara su venganza pero, la Bruja ... ya ha recibido merecido.