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Tema: De la literatura al cine

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  1. #1
    Senior Member Avatar de mad dog earle
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine

    Las minas del rey Salomón / King Solomon’s Mines (1885), de H.Rider Haggard
    vs. Las minas del rey Salomón / King Solomon’s Mines (1950), de Compton Bennett y Andrew Marton





    Completo el acercamiento al universo aventurero de Haggard con la lectura de su novela más popular, “Las minas del rey Salomón”. Hay que decir, de entrada, que la película del dúo Compton-Marton diverge notablemente del texto de Haggard. Para empezar, en los personajes: en la novela los viajeros blancos son Allan Quatermain, cazador con una larga experiencia en el África meridional; sir Henry Curtis, que viaja para encontrar a su desaparecido hermano, y el capitán Good, de la Marina real británica (cuerpo que ha tenido que abandonar contra su voluntad). En la película, además de Quatermain (Stewart Granger), los viajeros son Elizabeth Curtis (Deborah Kerr), a la búsqueda de su marido, y su hermano John Goode (Richard Carlson). La presencia de un personaje femenino va a ser clave para incorporar a la aventura africana un componente romántico (que al parecer saltó de la pantalla a la realidad, y entre Granger y Kerr hubo un afer bastante tórrido). Para ver hasta qué punto esta es una diferencia fundamental, vale la pena citar una frase que leemos al inicio de la novela (en la voz de Quatermain, que será el narrador): “Puedo asegurar que no aparece ni una sola falda en todo el relato”.

    El motivo del viaje sí coincide: tanto en un caso (el hermano de sir Henry) como en el otro (el marido de Beth), el hombre desaparecido ha partido a la búsqueda de un tesoro legendario, el que se supone se encuentra en las llamadas “minas del rey Salomón”. De ese tesoro de diamantes ha habido testimonio desde antiguo (en la novela se habla de un aventurero portugués del siglo XVI) y un mapa de la ruta (que vemos en la película y que es similar al que se incluye como ilustración en el texto). En la novela queda claro que la expedición parte de Durban, en el sur de África (la actual Sudáfrica), después de que los tres personajes se hayan conocido en un trayecto marino desde El Cabo a Durban. En la película las referencias geográficas no quedan claras. En la novela forman parte de la expedición desde el principio tres indígenas: Khiva (que morirá por el ataque de un elefante, no por un disparo como pasa en el film, en un episodio donde encuentran un hombre blanco refugiado en un poblado ya que se le busca por asesinato); un tal Ventvögel (ausente en la película), y el misterioso Umbopa (que en el film no aparecerá hasta mucho más tarde).

    La ruta es similar: han de cruzar un desierto (aunque en la película esa travesía ocupa poco metraje, mientras que en la novela Haggard se detiene en narrarnos las penurias de los expedicionarios, especialmente la sed producto de la falta de agua) y unas montañas nevadas (los senos de Shaba), en donde abandonarán el cuerpo de Ventvögel, muerto de hambre y de frío y encontrarán el cadáver momificado del aventurero portugués, para acceder después a un fértil valle. Ese momento ocurre ya avanzado el último tercio del film, mientras que en la novela aún falta lo más substancial.

    Haggard sitúa en ese valle los restos de una cultura misteriosa y milenaria de la que no vamos a saber gran cosa (como pasaba en “She”). Lo primero que encuentran los viajeros es un camino perfectamente empedrado, el “camino de Salomón”, que los va a conducir hasta el territorio de los kukuanas (Kukuanalandia), tribu que se asienta sobre esos restos milenarios de una cultura que no es la suya. Allí van a descubrir que Umbopa es el legítimo heredero del trono, en lugar de su tío (primo en el film), el malvado rey Twala, que gobierna cruelmente con el apoyo de la terrorífica bruja Gagool (en la película es un brujo), mujer de edad indeterminada, pequeña y retorcida, que dice ser eterna (una versión terrorífica de Ayesha). En la foto del film, el segundo por la izquierda:



    Los expedicionarios se pondrán de parte de Umbopa (que se llama en realidad Ignosi) para derrocar al cruel rey Twala. Ello da paso a una extensa descripción de la guerra violentísima entre los seguidores de Ignosi y los fieles a Twala. En la película, en cambio, todo se reduce a un enfrentamiento entre Umbopa y Twala, una lucha a muerte entre ellos dos, que se resuelve en los últimos minutos del film, después del episodio de la cueva del tesoro.

    Hay que añadir que Quatermain y sus amigos son tomados en la novela por magos venidos de las estrellas, y que para reforzar la apariencia de su poder se sirven de un eclipse de Luna, que Quatermain sabe que se va a producir en el momento culminante (Quatermain es un cazador que se describe a sí mismo como pequeño y cobarde, quedando claro que su mayor virtud es la astucia, a la manera de Ulises, mientras que sir Henry es un gigantón poderoso, un gran luchador, quizá con Aquiles como referente).

    Así pues, en la novela la victoria de Ignosi/Umbopa se produce con la colaboración esencial de Quatermain, sir Henry y Good. Precisamente como pago a su colaboración, Ignosi permite que Gagool, la bruja, los acompañe a la cueva del tesoro, donde al igual que en la película van a quedar atrapados (aunque en este caso, Gagool muere aplastada por la roca que sella la cámara del tesoro). La descripción de Haggard es mucho más rica y nos vuelve a ofrecer (como hará al año siguiente en “She”) la descripción de la civilización desaparecida: unas estatuas gigantescas, que recuerdan las esculturas egipcias. En el film la ambientación es mucho más sobria, sin las gigantescas estatuas, todo y que se apunta un supuesto vínculo con Egipto cuando ven unos bueyes de largos cuernos (como los de las pinturas egipcias, dirá Beth) o se fijan en los ojos de los nativos (que, para la ocasión, son watusis, a diferencia de la novela).



    Al final, partirán sanos y salvos los tres expedicionarios, con un buen puñado de diamantes (gracias, una vez más, a la astucia de Quatermain que incluso en el momento más desesperado tiene la sangre fría de cogerlos del tesoro), mientras que en el film el único “tesoro” parece la relación amorosa que se ha establecido entre Quatermain y Beth, una vez ha quedado claro que su marido murió en su empeño de llegar a las minas (para que nadie se escandalice ante una relación adúltera). En la novela, los expedicionarios encontrarán ya de vuelta, en un oasis del desierto, al hermano desaparecido de sir Henry, con lo cual el final feliz es más redondo… y sin faldas.

    En resumen, una magnífica novela de aventuras, con algunos momentos descriptivos de gran fuerza (la guerra entre los dos bandos de kukuanas) y una nueva remisión al tema de las civilizaciones perdidas, que fue adaptada de manera muy libre para la pantalla, pero aun así Compton y Marton entregaron un film de aventuras canónico, de ritmo apabullante y deliciosamente fascinante.

    Queda quizá como reflejo de los tiempos que entre las varias imágenes de animales que se incluyen (las típicas de segunda unidad, aunque también hay una araña gigantesca que canta por soleares, y en contraste una estampida filmada de manera extraordinariamente convincente), se incluye la muerte de un elefante abatido por los disparos de los cazadores que a mí personalmente me dejó mal cuerpo y que en mi infancia seguramente me hubiera dejado completamente indiferente a la suerte del animal y solo hubiera gozado del elemento aventurero, exótico, espectacular.

  2. #2
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine

    La novela es estupenda (me han entrado ganas de volver a ella) y recuerdo el film de los 50 con agrado.

    De Richard Chamberlain y Sharon Stone, nos olvidamos, ¿no?

  3. #3
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine

    Cita Iniciado por mad dog earle Ver mensaje
    Las minas del rey Salomón / King Solomon’s Mines (1885), de H.Rider Haggard
    vs. Las minas del rey Salomón / King Solomon’s Mines (1950), de Compton Bennett y Andrew Marton





    Completo el acercamiento al universo aventurero de Haggard con la lectura de su novela más popular, “Las minas del rey Salomón”. Hay que decir, de entrada, que la película del dúo Compton-Marton diverge notablemente del texto de Haggard. Para empezar, en los personajes: en la novela los viajeros blancos son Allan Quatermain, cazador con una larga experiencia en el África meridional; sir Henry Curtis, que viaja para encontrar a su desaparecido hermano, y el capitán Good, de la Marina real británica (cuerpo que ha tenido que abandonar contra su voluntad). En la película, además de Quatermain (Stewart Granger), los viajeros son Elizabeth Curtis (Deborah Kerr), a la búsqueda de su marido, y su hermano John Goode (Richard Carlson). La presencia de un personaje femenino va a ser clave para incorporar a la aventura africana un componente romántico (que al parecer saltó de la pantalla a la realidad, y entre Granger y Kerr hubo un afer bastante tórrido). Para ver hasta qué punto esta es una diferencia fundamental, vale la pena citar una frase que leemos al inicio de la novela (en la voz de Quatermain, que será el narrador): “Puedo asegurar que no aparece ni una sola falda en todo el relato”.

    El motivo del viaje sí coincide: tanto en un caso (el hermano de sir Henry) como en el otro (el marido de Beth), el hombre desaparecido ha partido a la búsqueda de un tesoro legendario, el que se supone se encuentra en las llamadas “minas del rey Salomón”. De ese tesoro de diamantes ha habido testimonio desde antiguo (en la novela se habla de un aventurero portugués del siglo XVI) y un mapa de la ruta (que vemos en la película y que es similar al que se incluye como ilustración en el texto). En la novela queda claro que la expedición parte de Durban, en el sur de África (la actual Sudáfrica), después de que los tres personajes se hayan conocido en un trayecto marino desde El Cabo a Durban. En la película las referencias geográficas no quedan claras. En la novela forman parte de la expedición desde el principio tres indígenas: Khiva (que morirá por el ataque de un elefante, no por un disparo como pasa en el film, en un episodio donde encuentran un hombre blanco refugiado en un poblado ya que se le busca por asesinato); un tal Ventvögel (ausente en la película), y el misterioso Umbopa (que en el film no aparecerá hasta mucho más tarde).

    La ruta es similar: han de cruzar un desierto (aunque en la película esa travesía ocupa poco metraje, mientras que en la novela Haggard se detiene en narrarnos las penurias de los expedicionarios, especialmente la sed producto de la falta de agua) y unas montañas nevadas (los senos de Shaba), en donde abandonarán el cuerpo de Ventvögel, muerto de hambre y de frío y encontrarán el cadáver momificado del aventurero portugués, para acceder después a un fértil valle. Ese momento ocurre ya avanzado el último tercio del film, mientras que en la novela aún falta lo más substancial.

    Haggard sitúa en ese valle los restos de una cultura misteriosa y milenaria de la que no vamos a saber gran cosa (como pasaba en “She”). Lo primero que encuentran los viajeros es un camino perfectamente empedrado, el “camino de Salomón”, que los va a conducir hasta el territorio de los kukuanas (Kukuanalandia), tribu que se asienta sobre esos restos milenarios de una cultura que no es la suya. Allí van a descubrir que Umbopa es el legítimo heredero del trono, en lugar de su tío (primo en el film), el malvado rey Twala, que gobierna cruelmente con el apoyo de la terrorífica bruja Gagool (en la película es un brujo), mujer de edad indeterminada, pequeña y retorcida, que dice ser eterna (una versión terrorífica de Ayesha). En la foto del film, el segundo por la izquierda:



    Los expedicionarios se pondrán de parte de Umbopa (que se llama en realidad Ignosi) para derrocar al cruel rey Twala. Ello da paso a una extensa descripción de la guerra violentísima entre los seguidores de Ignosi y los fieles a Twala. En la película, en cambio, todo se reduce a un enfrentamiento entre Umbopa y Twala, una lucha a muerte entre ellos dos, que se resuelve en los últimos minutos del film, después del episodio de la cueva del tesoro.

    Hay que añadir que Quatermain y sus amigos son tomados en la novela por magos venidos de las estrellas, y que para reforzar la apariencia de su poder se sirven de un eclipse de Luna, que Quatermain sabe que se va a producir en el momento culminante (Quatermain es un cazador que se describe a sí mismo como pequeño y cobarde, quedando claro que su mayor virtud es la astucia, a la manera de Ulises, mientras que sir Henry es un gigantón poderoso, un gran luchador, quizá con Aquiles como referente).

    Así pues, en la novela la victoria de Ignosi/Umbopa se produce con la colaboración esencial de Quatermain, sir Henry y Good. Precisamente como pago a su colaboración, Ignosi permite que Gagool, la bruja, los acompañe a la cueva del tesoro, donde al igual que en la película van a quedar atrapados (aunque en este caso, Gagool muere aplastada por la roca que sella la cámara del tesoro). La descripción de Haggard es mucho más rica y nos vuelve a ofrecer (como hará al año siguiente en “She”) la descripción de la civilización desaparecida: unas estatuas gigantescas, que recuerdan las esculturas egipcias. En el film la ambientación es mucho más sobria, sin las gigantescas estatuas, todo y que se apunta un supuesto vínculo con Egipto cuando ven unos bueyes de largos cuernos (como los de las pinturas egipcias, dirá Beth) o se fijan en los ojos de los nativos (que, para la ocasión, son watusis, a diferencia de la novela).



    Al final, partirán sanos y salvos los tres expedicionarios, con un buen puñado de diamantes (gracias, una vez más, a la astucia de Quatermain que incluso en el momento más desesperado tiene la sangre fría de cogerlos del tesoro), mientras que en el film el único “tesoro” parece la relación amorosa que se ha establecido entre Quatermain y Beth, una vez ha quedado claro que su marido murió en su empeño de llegar a las minas (para que nadie se escandalice ante una relación adúltera). En la novela, los expedicionarios encontrarán ya de vuelta, en un oasis del desierto, al hermano desaparecido de sir Henry, con lo cual el final feliz es más redondo… y sin faldas.

    En resumen, una magnífica novela de aventuras, con algunos momentos descriptivos de gran fuerza (la guerra entre los dos bandos de kukuanas) y una nueva remisión al tema de las civilizaciones perdidas, que fue adaptada de manera muy libre para la pantalla, pero aun así Compton y Marton entregaron un film de aventuras canónico, de ritmo apabullante y deliciosamente fascinante.

    Queda quizá como reflejo de los tiempos que entre las varias imágenes de animales que se incluyen (las típicas de segunda unidad, aunque también hay una araña gigantesca que canta por soleares, y en contraste una estampida filmada de manera extraordinariamente convincente), se incluye la muerte de un elefante abatido por los disparos de los cazadores que a mí personalmente me dejó mal cuerpo y que en mi infancia seguramente me hubiera dejado completamente indiferente a la suerte del animal y solo hubiera gozado del elemento aventurero, exótico, espectacular.
    Debo de ser un bicho raro, pues a mí esta película siempre me ha parecido un soberano peñazo (no, el libro tampoco me lo he leído ). Un intento de mezclar Mogambo con una película de aventuras y una especie de documental del National Geographic. No sé, como romance ardiente y cinta de aventuras en un ambiente exótico, me funciona mucho mejor Cuando ruge la marabunta.

    Hay por ahí otra versión de los años 30 de la que tengo un recuerdo muy borroso, que era casi como un musical, pues tenía canciones salteadas aquí y allí, y el personaje de Umbopo tenía bastante más protagonismo (lo que me chocó muchísimo en una película de esa época). Parece que esta se considera, pese a todo, como la versión más fiel al libro.

    La versión con Richard Chamberlain la recuerdo simpática y entretenida, aunque con un exceso de comedieta tonta quizá y claramente hecha a rebufo de Indiana Jones por los listillos de la Cannon.
    "People believe my folderol because I wear a turban and a black tuxedo [...] We're in show biz! It's all about razzle-dazzle. Appearances. If you dress nice and talk well, people will swallow anything."

    "Waving the flag with one hand and picking pockets with the other: that's your patriotism. Well, you can have it." Alfred Hitchcock's Notorious.


    "Haven't you any friends your age?-They bore me.-Why?-All they think about is Superman, cowboys..." Charles Chaplin's A King in New York.

  4. #4
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine

    No he visto el film de los años treinta, Las minas del rey Salomón, de Robert Stevenson (también compruebo que hubo ya una versión muda). Por lo que veo en la sinopsis tampoco respeta la novela e introduce "faldas" en el personaje de una hija (la fordiana Anna Lee) que busca al padre con la ayuda de Quatermain. Tampoco he visto la versión de J.Lee Thompson con Richard Chamberlain como Quatermain, Las minas del rey Salomón, pero sí cometí el error de ver (además en el cine, o sea pagando) la secuela: Allan Quatermain y la ciudad perdida del oro, basada también en una novela de Haggard. En este caso, como en el anterior de Thompson, no hace falta decir que sí que aparecen faldas: la presencia de Sharon Stone no engaña. He de decir que mi memoria, conmiserativamente, la ha borrado totalmente, ni tan solo recuerdo a la Stone, y eso es delito.

    Por cierto, sobre lo de parecer "un soberano peñazo", será porque acababa de leer el libro pero en este último visionado me ha parecido mejor que nunca. Sin ser una obra maestra, me parece un más que agradable film de aventuras, con algunos momentos excelentes, bien interpretado y bien integrado en el paisaje y paisanaje africano. Salvo por lo del elefante, me lo pasé pipa.
    Última edición por mad dog earle; 05/05/2017 a las 10:25

  5. #5
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine




    LA GUERRA DE LOS MUNDOS (1898) de H.G.Wells / LA GUERRA DE LOS MUNDOS de Byron Haskin (1953) y Steven Spielberg (2005)

    Clásico literario de la ciencia ficción y pionera de las invasiones extraterrestres. Para empezar y lo más obvio, es señalar que una importante diferencia entre la novela y sus adaptaciones fílmicas, es su ubicación y ambientación temporal, pues de las ciudades y campiña inglesas, pasamos a los Estados Unidos, en ambos films. Y que los carruajes y bicicletas se transforman en modernos (de cada década, claro, los 50 y el presente siglo) vehículos.

    Ahora nos introduciremos en las tramas. En la novela, el narrador y protagonista tiene una esposa, de la que se separa en determinado momento y no vuelve (volvemos) a saber de su suerte hasta el final. En la versión de Haskin, el protagonista establece una relación amorosa con una mujer, con la que también se separa (pero más tarde que en la novela) y reencuentra al final. Con Spielberg tenemos a un hombre divorciado, cuya misión parece ser llevar a sus hijos otra vez y a salvo a los brazos de su ex-esposa.
    Una cosa interesante es que tanto con Well como con Haskin, el descubrimiento es una nave aterrizada en el campo, que arrasa con un rayo calorico a los hombres, incautos, que se acercan a ella, mientras con Spielberg, surgen unos trípodes del suelo urbano. Pero curiosamente, con los trípodes gigantescos metálicos, la de 2005 es más fiel al original literario (que no vislumbraba las navecitas voladoras de Haskin), lo mismo que la aparición de la Hierba Roja marciana que traen para sembrar los ídem, los depósitos que los trípodes usan para almacenar humanos y usar su sangre para alimentarse (todo esto inexistente en la del 53).
    Los soldados tienen cierta importancia en el libro y film cincuentero, logrando acabar con alguna máquina marciana en primer término, pero luego retirándose atropelladamente (con Spielberg lo bélico aparece en flashes, con el hijo apuntándose a la guerra o algunas escenas al final). Curiosamente, tanto Wellsi como Spielberg diseminano bastantes apuntes sobre el pánico de la gente (con ello cierta visión algo negra de la humanidad) que se degrada y que lleva a atropellos de inocentes, asaltos, disparos o cuchilladas mortales ...
    Otro tema es el religioso. Wells nos habla de un cura que se vuelve loco (y se enturbian sus doctrinas), con el que el protagonista encerrado en una casa con él (en la de Haskin, el hombre y la mujer son los encerrados, con Spielberg, el protagonista, su hija y un loco pueblerino), que con sus disparatados aullidos pone en peligro a ambos, forzando al prota a silenciarlo, acabando con la muerte del párroco (con Spielberg, la del pueblerino). Al final de Haskin, una oración en una Iglesia parece dar a entender que Dios acaba con los marcianos por medio de bacterias terrestres.Lo mismo, las bacterias, que con Well y Spielberg, pero la visión religiosa es mucho más indulgente (siendo suave, digamos que alabadora) con Haskin que con Wells (con Spielberg, el tema no existe), recordando además que en la del 53, un tío de la mujer, es un párroco que muere enfrentándose (mejor, intentando poner paz) con los marcianos.

    Algunas cosas del libro son curiosas, como lo del hermano del protagonista (capítulos dedicados a él, que Wells utiliza para mostrar el éxodo de Londres) o toda la introducción, con un subrayado de la inconsciencia y complacencia humanas, que parecen no reaccionar incluso cuando ya son atacados y empiezan las matanzas, comienzo este del libro que casi parece humorístico (aunque no lo sea), vía sátira, que contrasta con lo solemne del resto de la novela.

  6. #6
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine

    A alguien como yo que considera al cómic como parte integrante de la Literatura (con mayúsculas), la mejor aproximación al tema de las invasiones alienígenas (aparte de la canónica LA GUERRA DE LOS MUNDOS) es la obra EL ETERNAUTA del guionista Oesterheld y el dibujante Solano López en la revista argentina Hora Cero Semanal entre 1957 y 1959.



    Hora Cero Semanal, 4 de septiembre de 1957. Prima página de El Eternauta.

    Nunca nadie ha tratado mejor el tema, no importa el medio, sea el cine o la literatura.

    Una obra maestra imperecedera.

    Última edición por Alcaudón; 05/05/2017 a las 18:22

  7. #7
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine

    Ante la esperadísima comparación “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” / “Blade Runner”, con la que el amigo Alcaudón nos obsequiará de forma inminente (no pretendo agobiar, eh ), pretendo un aperitivo en forma de otra obra de Philip Dick y su versión fílmica.





    PODEMOS RECORDARLO POR USTED (1966) de Philip K. Dick / DESAFIO TOTAL (1990) de Paul Verhoeven

    En modo resumen: la historia de Dick se corresponde, a grandes trazos, a los primeros 50 minutos del film de Verhoeven + un giro final propio.

    Extendiéndonos: tenemos en el relato, a un hombre que sueña habitualmente con Marte (aunque sin la mujer incorporada que el film enseña en su primera escena) lo que hace ansiar un viaje al planeta rojo (para burla de su mujer), pero ya que no se lo puede permitir, un día, tras asistir a su aburrido trabajo de oficina (no es el obrero de la construcción, más ajustado para el Chuache), se pasa por las instalaciones de Rekal Incorporated ("Memory Call", en el film), que pueden introducir en su memoria un viaje ficticio a Marte, pero que él podrá pensar luego que fue real. Pero algo va mal, pues se descubre que realmente si estuvo en Marte (y fue, nada menos, que un Agente Secreto que ejecutó un crímen político, por lo que ahora se le mantiene oculto -con "borrado" de memoria, no completamente satisfactorio, por lo que vemos- por su bien y el de la Agencia a la que pertenecía). Aunque en lugar de la violenta reacción del film, en el cuento llega a un acuerdo con Rekal, devolución de dinero etc. Pero de inmediato, sus ex colegas de agencia quieren matarlo, provocando no –otra vez- la extrema virulencia del film, aunque sí librándose de uno propinándole una buena paliza y huyendo del otro apuntándole con una pistola. Tras un paso por casa (y la mujer ya no volverá a aparecer, ni es parte del engaño que vemos en el film), coge un robo-taxi (aunque no tan exageradamente “gracioso” como el del film) y descubre que le han implantado un transmisor dentro de la cabeza con el que pueden “entender sus pensamientos” y comunicarse con él (en el film, un dispositivo de rastreo que… se saca por la nariz).
    Ahora, ambas obras ya rompen y distancian sus paralelas líneas narrativas. Al cuento sólo le falta su última parte: el prota llega a un acuerdo con la Agencia, que puedan introducirle un falso recuerdo pero “molón”, en el que piense que alguna vez salvó el planeta, recuerdo que haga llevadera su aburrida vida y oculte, imposibilite a su vez, el afloramiento de ese otro recuerdo de agente secreto. Examinando su mente y sus deseos más ocultos, lo llevan a cabo, aunque surge otro problema…
    En el film, pues el prota va a Marte (planeta que, evidentemente, no aparece en primer término el relato), vemos a la colonia mutante oprimida, restos de una sofisticada civilización marciana desaparecida, se enfrenta a los Malos etc …
    Última edición por Frank Zito; 08/05/2017 a las 15:44

  8. #8
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    Predeterminado Re: De la literatura al cine

    El cuestionamiento de la realidad es uno de los ejes fundamentales en la obra de Dick.

    La película de Verhoeven me parece una de las aproximaciones más precisas al mundo del genial escritor, más que la más unanimemente admirada BLADE RUNNER.

    También la película de Spielberg, MINORITY REPORT, me parece una muy buena adaptación de la obra del escritor.


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