Lo tengo al alcance de mi mano en la estantería... pero medio desmontado. La pena es que esas ediciones de bolsillo, y más si tienen el grosor de este volumen, soportan mal el paso del tiempo. Ahora bien, los tomazos de Valdemar son un coñazo para leer, por su peso y sus dimensiones. Parece que no hay término medio.