Es que el Deadpool del cómic es exactamente así: cansino, fastidioso, lidioso... un coñazo.
A mí siempre me pareció el personaje con la personalidad más fuera de lugar de todo el universo Marvel e incluso por eso nunca terminó de gustarme.
Además, el humor sobrecargado cuela mucho en el público americano y en esta película, más que en ninguna otra de superhéroes, su target principal es ese.