Que difícil es adaptar una producción al cine cuando tiene una gran base de fans detrás. Cuando se trata de un anime es peor aún. Pero si encima esa adaptación es estadounidense, sencillamente parece misión imposible. A todos nos hizo mucho, muchísimo daño 'Dragon Ball Evolution'. Nadie le perdonará a James Wong lo que hizo con la serie de TV de la infancia de todos, ni siquiera el propio cine por lo visto, después de 11 años sin dirigir ni una sola película. En esa ocasión habían dos problemas básicos: lo cutre que acabó siendo en todos los aspectos y un planteamiento que pretendía ser fiel al material original pero que fallaba en absolutamente todo. Muchos quieren hacer que esta versión de 100 min. del archiconocido anime 'Death Note' producida por Netflix sufra el mismo destino. Pero no, podéis acercaros sin miedo a echarle un vistazo, porque no podían ser más diferentes ambas películas.
'Death Note' es una adaptación justita. Lo es por muchas razones, y la que menos importa es su fidelidad al material de origen. Cuando se supo que L iba a ser afroamericano, Light Yagami se llamaría Light Turner y los sucesos estarían ambientados en USA, cualquier persona debería haber deducido que no buscaban ser una fotocopia del anime. Es una versión libre del manga que coge la premisa, los personajes y poco más. En este aspecto la película no destaca, pero es un punto a favor, pues lejos de estar viendo de nuevo lo mismo pero con actores reales y no animados, tenemos una película casi nueva. De cara al fan incondicional de la producción japonesa (aquí uno que levanta la mano) esto debería ser positivo. Una nueva lectura de la premisa tan interesante que nos planteaban en su día Takeshi Obata y Tsugumi Ohba. Por el camino, como no podía ser de otra manera, hay guiños, pero todo es bastante diferente. Aunque, como ya he dicho antes, este es el menor de sus males como adaptación y es algo totalmente indiferente para valorar la calidad global del film como tal.
El handicap más grande es el de su duración. El anime duró 37 episodios, que multiplicado por unos 20 minutos cada uno dan un total de 740 min. Esta adaptación dura 100 min. y es imposible poder condensar todos esos minutos en tan pocos sin perder algo de materia. Los sucesos pasan demasiado rápido, todo se ve muy acelerado, incluso las relaciones entre los personajes.
Pim pam pum, que dirían algunos. No hay tiempo para la reflexión ni para la asimilación. ¿En que la perjudica? En temas como la relación entre Ryuk y Light, que es mucho menos importante, o en el duelo intelectual entre Light y L que se ve muy acelerado. Esto, en parte, también la beneficia en cuanto al ritmo frenético que tiene (es endiabladamente entretenida) y en que sabe parar donde el manga/anime no supo hacerlo. Van por dos vías distintas, ambas buenas, pero siendo la de Adam Wingard la más redonda. No, en si la adaptación no es mejor que el anime, pero ese "saber donde parar" podría haber hecho una obra maestra al anime y aquí te deja con una amplia sonrisa y un muy buen sabor de boca. Sin lugar a dudas, una serie de TV producida por la propia Netflix habría sido más acertado para esta adaptación. Pero con lo mal que estaba la cosa en la pre-producción, gracias a Ryuk que ha acabado haciéndose, así que nos podemos dar con un canto en los dientes.
A Netflix hay que darle un punto a favor, pues le ha dado total libertad a Adam Wingard para hacer su película. No era muy arriesgado con este film, ya que estaba condenado al fracaso hicieran lo que hicieran (es lo que tienen las legiones de fans cabreados), pero se nota que Wingard está a gusto tras las cámaras. Por el cómo y por el qué. Los fans de Wingard (levanto la mano de nuevo) disfrutarán con esta película si o si, pues es más una película suya que una adaptación de 'Death Note'. Los sintetizadores, los neones, la fotografía... Este hombre todo lo que toca lo convierte en los 80, y lo que es mejor aún: Todo lo que toca, lo firma. Audiovisualmente es muy estimulante, destacando cada una de las apariciones de Ryuk con planos bien pensados y unos efectos especiales sorprendentemente buenos y la escena de la persecución que es lo mejor del film junto con los últimos 15 segundos. Wingard se añade otra película que solo puede catalogarse como suya, y no un trabajo de encargo más como los que puede haber en la filmografía de Peyton Reed o Alan Taylor por 'Ant-Man' o 'Thor: El mundo oscuro'.
El reparto no está mal en absoluto, pero se nota que por culpa de la falta de metraje no han podido trabajar tanto como querían el personaje. Natt Wolf es Light, que en ciertos planos se da un aire pero que por lo general no se parece en nada. Y ya va bien, pues el parecido es el mismo si comparamos al personaje de la película con el del anime. Pega mucho para el papel y cumple, nadie esperaba una actuación memorable. Lakeith Stanfield es L, un L muy diferente también pero que mantiene ciertos tics que hacen que sea L y no un personaje sobreactuado. Lakeith se hace con el personaje y da todo un recital de actuación corporal. Sería el mejor del reparto con diferencia (su papel es un caramelo, también hay que tenerlo en cuenta) de no ser por la voz de Willem Dafoe como Ryuk, que es PERFECTA para el personaje. Una pena morir sin ver a este loco haciendo de Joker. Por último destacar lo que han hecho con el personaje de Misa Amane, que lo han mejorado muchísimo. Ahora se llama Mia, está interpretada decentemente por la guapísima Margaret Qualley, y es el personaje que más ha cambiado, de lejos. No es tan odiosa como lo era la original y es uno de esos (pocos) cambios que sientan bien ver.
'Death Note', en conjunto, no es maravillosa, pero tampoco es nefasta. Está entre lo curioso y lo mediocre (que no malo, no confundir), entre la genialidad y lo totalmente prescindible. Es Adam Wingard cogiendo el Death Note y escribiendo en ella a todos los críticos profesionales que avasallaron a 'Blair Witch', añadiendo un "Jodeos, cabrones, no voy a cambiar mi discurso". Con dos huevos, Wingard. Mientras te sigan dejando hacer películas, aquí estaré yo esperándolas.