A ver si consiguiéramos seguir intercambiando opiniones sin que se agrie el debate con salidas de tono que no conducen a nada.
Estoy prácticamente de acuerdo con todo lo que ha expuesto Dacre.
Tanto los subtítulos como el doblaje son soluciones de compromiso a la falta de conocimiento (ya sea parcial o absoluto) del idioma en el que se rodó la película originalmente. Cada "solución" tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Unos se decantan por una y otros por otra. Ninguna de las opciones es purista. Ambas introducen alteraciones en la película original.
Las admoniciones sobre aprender idiomas siempre son bienvenidas, pero es utópico aspirar a dominar todos los idiomas que permitan acceder a la versión original sin subtítulos de todas las películas, sean polacas, hindúes, iraníes, suecas, italianas, rusas, chinas, etc. Siempre habrá un idioma que te enfrente al dilema subtítulos/doblaje.
Hace ya unos cuantos posts (en el 41) dije que era indiscutible que los subtítulos eran una intromisión en el fotograma. Por supuesto que lo es.
A partir de ahí, unos considerarán que la alteración es más grave con el doblaje y otros con el subtitulado. Y ambos tienen su parte de razón. Y las preferencias subjetivas inclinarán la balanza.
Trataré de resumir mi postura. El cine, lo sabemos todos, es audiovisual y multidisciplinar. La percepción de una película no puede basarse única y exclusivamente en la imagen (estaríamos aún en el cine mudo), ni en el sonido (estaríamos en la radio). Es un todo que, una vez concluído, incluye un guión, unas actuaciones, unas imágenes y unos sonidos: esa es la obra original terminada por sus autores.
Tengo que admitir que, personalmente, a mí no me causan stress ni molestias oculares los subtítulos. Partiendo de ahí, cuando veo una versión original subtitulada, entiendo que los renglones me tapan periódicamente una parte de encuadre (no en la medida de la tercera captura aportada por polispol, pero sí en la de la segunda). Sin embargo, no me suprimen nunca todo el encuadre, ni me aparecen en todos los encuadres, ni -en muchas ocasiones- permanecen durante todo el metraje de determinado encuadre. Es decir, me permiten ver más que aproximadamente el fotograma. No puedo estar de acuerdo con que en cada película pierdo un 30% de imagen.
En el doblaje, en cambio, se produce la total eliminación de un elemento y su sustitución por otro, que podrá estar mejor o peor resuelto pero que indiscutiblemente es otro.(No repetiré matices que ya he expuesto antes).
En algún momento alguien ha defendido el doblaje español de "Casablanca" por encima del original. Por el doblaje de Bogart deduzco que se refiere al doblaje de 1983 hecho con destino a tv (porque la película cuenta con otros dos doblajes anteriores en los que la censura alteró diálogos a su antojo). Pues bien, dejando aparte la adecuación de voces a personajes -que daría mucho que hablar- , el ritmo de fraseo o la apresurada gestación del proceso, el doblaje de 1983 eliminó la mayor parte de la música original y los efectos sonoros y los fue sustituyendo por fragmentos musicales extraídos de un disco de Steiner y por sonidos de nuevo cuño. Es verdad que la imagen queda libre de lineas de subtítulos pero, personalmente, encuentro muchísimo más cercana a las intenciones y resultados originales la versión original subtitulada que este, para mí, muy deficiente doblaje. Obviamente, siempre cabe la opinión contraria.
Se han puesto enlaces a dos artículos sobre el tema. El del subtitulador me parece correcto e interesante, aunque no descubre nada que no supiéramos. El de Tubau es tan demagógico que resulta casi impresentable: plantea una especie de diálogo en el que una de las partes es incapaz de elaborar y matizar su opinión mientras que la otra expone sus argumentos, sin conceder a nadie la oportunidad de rebatirlos o cuestionarlos. Supongo que lo utilizarán de modelo de manipulación en las escuelas de periodismo.
Puestos a exponer opiniones de otras personas ajenas al foro (que podrían hacer interminable este hilo) podríamos citar artículos contra el doblaje de gente tan diversa como Javier Marías, Guillermo Cabrera Infante, Fernando Trueba, Jorge Luis Borges, etc, pero sería el cuento de nunca acabar. Apuntaré que Jean Renoir afirmó tajantemente que "el doblaje es una infamia". Que es otra opinión más, tan válida o inválida como cualquier otra. Cada cual tendrá que decidir según su propio entender y experiencia que opción le satisface más frente a las carencias idiomáticas.
Sería interesante, aunque también utópico, que cada director (o equipo completo) de cada película se definiese a favor o en contra de que la obra resultante fuese doblada o subtitulada. Por supuesto, partiendo de la irreal hipótesis de que la decisión no tuviese ninguna consecuencia en las facilidades de exhibición, taquilla, popularidad, proyectos futuros, etc. Pero, claro, lo dicho, esto es una pura utopía y no resuelve el dilema.