Era conocida la afición de Stanley Kubrick a meter la cuchara en todos los aspectos de la producción, rodaje, distribución y hasta proyección de sus películas. Esta especie de más vale hacerlo que mandarlo que algunos llaman perfeccionismo a veces resultaba beneficioso para el producto, a veces no. Vamos a ver una ocasión en la que, rotundamente, el control de cosas que uno no controla (¡uh!) falla. Falla mucho.
La película
En 1980 Stanley Kubrick termina la película The Shining (El resplandor) y comienza su distribución. Dos curiosidades. Una: el rodaje de la película duró mucho porque la preproducción y construcción de decorado demoró la cosa más de un año, no por las obsesivas repeticiones del director, que filmó relativamente rápido. Y dos: hay otro ‘The Shining’, llamado en USA ‘El resplandor de Stephen King’ con guión de éste, que quedó muy descontento con la versión de Kubrick de su novela. En esta mini serie para televisión de 1997 dirigida por Mick Garris Rebecca de Mornay hace de Verónica Forqué, Steve Weber de Joaquín Hinojosa y es exactamente la castaña que ustedes imaginan.
“No por mucho madrugar amanece más temprano”
Solo hay cuatro países en Europa que sistematicen el doblaje: Italia, Alemania, Francia y España (y por similares motivos de pretéritos fascismos). La frase “All work and no play makes Jack a dull boy” que el protagonista mecanografía maniáticamente tiene también cuatro versiones con refranes autóctonos. En alemán sería ”no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, en francés, una especie de “Más vale pájaro en mano que ciento volando”, en italiano ”La mañana trae oro en la boca” y en español el conocido “No por mucho madrugar amanece más temprano”. Que un alcohólico chalado estadounidense escriba refranes de la tierra le parecía a Kubrick tan lógico como… doblar películas. Es difícil trazar una línea. Borges proponía que, ya puestos a hacer disparates, doblaran no sólo la voz de los actores sino a los actores mismos con los que fueran populares en cada sitio y época.
El doblaje
La cronología: Kubrick había conseguido el raro privilegio de poder elegir para que tradujeran sus diálogos para otros idiomas (español, francés, italiano, alemán…) entre literatos de prestigio (Vicente Molina Foix, aquí). Igualmente buscaba directores de cine respetados para los doblajes (Carlos Saura en este caso. En ’Eyes Wide Shut’ el elegido fue Jaime de Armiñán). ¿Es responsable entonces el aragonés de gafas con cordel del doblaje de ’El resplandor’? Pues no exactamente. Porque el cansino de Kubrick se hacía mandar pruebas de voz de diferentes actores para elegir la más parecida. Recordemos (me dan ganas de ponerlo en mayúsculas) que Kubrick no sabía español; solo oía el tono. Así que eligió enseguida la voz de Verónica Forqué por su parecido evidente con la de Shelley Duvall. Y, posteriormente, la del actor Joaquín Hinojosa para doblar a Nicholson. En el caso de Scatman Crothers la que le sonó más parecida fue la del locutor de radio Rafael Taibo (!). Los takes del niño Danny los hizo una señora, como siempre.
Moraleja
Stanley Kubrick quedó encantado con el resultado y a los críticos españoles solamente les exhibió la copia doblada, cosa que hizo que las primeras reseñas de la película aquí fueran pésimas. Y aquí es donde me desmarco de la tesis habitual: yo creo que el doblaje es perfecto: los actores clavan el tono de voz y la línea melódica de los originales. Lo hacen igual. Lo que ocurre es que los idiomas tienen diferentes músicas: cambian las tónicas y los énfasis, las inflexiones, los acentos, el timbre y hasta el volumen. Este doblaje es la demostración perfecta de que ponerle a un actor la voz de otro por encima (¡y en otro idioma!) es perfectamente absurdo. Si la Universal (por ejemplo) se hubiera empeñado en que el doblador español de Bogart tuviera voz de pito (la suya) probablemente veríamos Casablanca de diferente modo.