Yo que soy o crecí "analógico". Desde luego no echo de menos ni los tubos de vacío (vulgo: lámparas) ni los discos de vinilo ni la banda óptica en el cine. Y si me apuran y me dan 4k ó 8k en el cine en proyección video, adiós también a la película de toda la vida. Aunque los viejos proyectores me produzcan un "afecto" especial por ellos, aunque no por las rayas en la película.
He tenido discusiones sobre la supuesta "naturalidad" de los vinilos, lo bien que resultan los tubos de vacío. Para lo primero, sufrí mucho con el ruido de "fritura" de fondo inevitable, que se va incrementando con el uso. A pesar de los exquisitos cuidados, como mantener la aguja alineada, calibrar su peso periódicamente. Usar las mejores agujas y cápsulas de Shure, que era mi marca favorita y el cambio anual de la aguja, estuviese como estuviese. No me explico como se puede defender un amplificador de tubos, con un transformador de acoplamiento final supercarísimo, que no es capaz de trabajar por encima de 16 Khz. Su respuesta lineal es limitada. Cuando con los amplificadores transistorizados, el ancho de banda pasante puede ir desde 0 a 100 Khz practicamente lineal y acoplamiento directo.
Puede ser que a decir de los melómanos, el muestreo de los CD de 44.1 Khz, 16 bits sea algo corto. Pero desde luego el ruido de "fritura" de fondo, sencillamente no existe. Además si alguien quiere mejor muestreo siempre podrá contar con el SACD o DVD-A. Aunque la evolución es la desaparción del soporte físico.
La "moda" por los vinilos no deja de ser un retroceso y una estupidez. Los amplificadores de tubos otra. En lo audio-visual bienvenido lo digital y fuera lo analógico. Aunque no es obstáculo para conservar algún equipo antiguo como recuerdo y uso nostálgico de otra época. De lo que no soy partidario es en resucitar tecnología antígua.