Vista esta mañana, pará mí, otra gran película de Haigh, como viene siendo habitual en él, agridulce, veraz (pero que no por ello renuncia a los elementos oníricos), centrada en personajes y diálogos.
Estéticamente me ha gustado mucho, con una fotografía de interiores conseguidísima, de ese escenario casi principal, el edificio de apartamentos que, ha hecho que piense por su arquitectura y situación en esas dos grandes adaptaciones ballardianas que son Crash y High rise. Me quedo también con algún detalle visual, ese momento a lo Francis Bacon en el metro.
Por lo demás, pues alabar al cuarteto de intérpretes, ellos son la historia y creo que están la mar de bien en sus interacciones, en la intimidad que se consigue en todo el conjunto.
Saludos