No sé si hago bien. De hecho, he dudado hasta el final. Pero dicen que para librarte de algo, debes exteriorizarlo, y es lo que llevo haciendo desde el fatídico miércoles pasado. Y si en este foro me comunico con gente que considero mis amigos, creo que debo hacerlo también aquí. Espero que me disculpéis. Eso si, advierto que lo que voy a contar no es apto para personas sensibles. No pretendo molestar a nadie, solo compartir lo que vi, y la realidad fué así de dura. No obligo a nadie a leerlo, solo quiero escribirlo.

Ese dia estaba de vacaciones en Tarifa; desde el Lunes llevábamos allí yo, mi mujer, mi cuñado y su pareja. Nos las prometíamos felices, en un entorno del que estamos enamorados, y en unos dias de descanso más que deseados, necesitados. Esa tarde decidimos ir a Bolonia. A medio camino, los coches que llevábamos delante frenan, se arriman al arcén y las ventanillas se bajan. Cien metros más adelante, un amasijo de hierros bloquea la calzada. Cincuenta metros más allá, entre las matas del arcén, algo humeaba. Más tarde descubrimos que era el motor (íntegro) de un Ford Fiesta, despedido hasta allí por el brutal impacto de un camión de gran tonelaje. La carretera, la lluvia, la velocidad... el destino.

Alguien se bajó del primer coche, corrió hacia allí. Solo vimos como se echaba las manos a la cabeza y retrocedía unos metros hasta sentarse en el asfalto. Estábamos todos atónitos. Me pareció oir un llanto. Salté del coche como un resorte y corrí hacia allí. No os podéis imaginar lo que presencié. Una pareja joven yacía en el asiento del copiloto, que se había tumbado y casi soldado al del conductor, ya que el coche medía ahora la mitad de lo que medía originalmente de ancho. Uno encima de otro, aferrándose al hilo de vida que les quedaba. En los asientos de atrás, un niño pequeño intentando respirar desesperadamente. Y en medio de todo, un llanto de bebé.

Puedo juraros no soporto ver una gota de sangre, y que me desmayo ante un corte de cierta entidad. Pero no sé que me pasó, que me sobrepuse a lo que estaba viendo y corrí a abrir la puerta trasera que había resultado menos dañada. A fuerza de tirar, acabó cediendo y me metí en el coche. Arranqué la parte de techo que estaba asfixiando al niño (literalmente), y le cogí la mano, en los escasos momentos en que estuvo medianamente consciente. Afortunadamente se desmayó al poco. Mientras, saqué los cristales que tenía en la boca el bebé y le canté una nana para que no llorase, mientras entre estrofa y estrofa intentaba tranquilizar a sus padres. Fué inútil, pero tenía que hacerlo. Mientras, mi cuñado llamaba al 061. Tras describirles la escena, nos pidieron que sacáramos al bebé de inmediato del coche, y lo hice con cuidado. Lo abracé y seguí cantándole.

Al poco tiempo, apareció la Guardia Civil. Un chico joven y otro más veterano. El primero se acercó, y no fué capaz de seguir allí. El segundo intentó poner orden entre los curiosos que ya empezaban a pulular. Al rato, la primera ambulancia. Al poco, un helicóptero. Antes de que llegase, murió la mujer delante mia. A los pocos minutos, su pareja. Y antes de que el niño siguiese idéntica suerte, se decidió sacarlo del coche de inmediato sin esperar a los bomberos. Le intentaron reanimar, se volcaron en él, lo atendieron desesperadamente. Y una vez preparado, salió en helicóptero hacia Cádiz. Su hermanito seguía en mis brazos, dormido. Hasta que lo atendieron. De esto hace ya unos dias.

Acabo de volver del hospital. Mate, que así se llama el bebé, está perfectamente. Es increible, pero solo sufrió magulladuras y una fisura en la cabeza que curará sin problemas. Su hermano ingresó en la UCI pediátrica en estado crítico, con rotura de bazo, fractura de cráneo y lesiones internas. Gracias a la magnífica labor de los sanitarios, me han dicho hoy que saldrá adelante si Dios quiere. No me han dado mayor alegría (y alivio) en mi vida.

Mate y su hermano son húngaros. Estaban de vacaciones en la playa con su familia y a dia de hoy, son huérfanos. Mate nació el 28 de Diciembre pasado (el mismo dia que mi hijo hace doce años ya), y tiene unos preciosos ojazos azules que no dejan de mirarme. Es más, cierro los párpados y los veo. Los veré siempre.

Mate y su hermano se salvaron de un brutal impacto contra un camión por que iban en sus sillitas homologadas y (también) por que ese miércoles volvieron a nacer. Es incomprensible para cualquiera que viera ese coche que hayan salido con vida. Sus padres no tuvieron tanta suerte. Y yo no dejaré de preguntarme toda mi existencia si hubiera podido hacer algo más en esos terribles quince minutos en que me sentí impotente ante unas vidas que se escapaban delante mía sin que pudiera hacer nada.

Esos minutos lo han cambiado todo. Obviamente para Mate y su hermano. Y para su familia. Pero también para mi. Un frenazo, una gota de lluvia en el sitio inapropiado, y todo cambia. En un instante.

Por favor... no dejéis que pase. No caigáis en la excusa barata de que las normas de circulación son recaudatorias. No os saltéis los límites de velocidad. No dejéis de ponerlos el cinturón por que "un vecino mio lo llevaba y se mató igual". Es muy duro lo que puede suceder. No solo para vosotros. Pensadlo. Pensadlo mucho. Te puede cambiar la vida. Muchas vidas.


Manu1oo1





PD) Quiero transmitir mi agradecimiento y afecto a todo el personal sanitario del hospital "Puerta del Mar", que tan maravillosamente se han portado. Salvando la vida de esos dos niños y tratándolos con tanto amor y dulzura como es necesario en este caso. Y gracias por dejarme pasar estas tardes allí con Mate, dándole el cariño y la alegría que me es posible darle para ayudarle a olvidar todo esto cuanto antes.

PD2) Su hermano sigue en la UCI, sedado y en estado grave, pero estable. Su tio parece ser que ya se dirige hacia aquí.