Me ha gustado, aunque le sobra la moralina barata y algo de metraje para hacerla más ágil.

Sobre todo la estropea ese final tan sobado con la sala en pié. Creo que debería haber teminado cuando vende el diamante y la periodista saca las fotos al joyero ese. En ese punto ya se sobreentiende que le han cazado, el resto es paja que estropea la sensación general.

Y tengo que decirlo: qué buenorra está la Connelly.