Bueno, he pasado un rato genial, porque realmente se me ha pasado en un suspiro. Se nota por todos los costados que es el personaje preferido de Feige. Lo mejor que puedo decir de Doc Strange es que supone un nuevo alivio, una nueva vía que descubrir y alimentar en el mundo Marvel. Pero, paradójicamente, quizás donde menos funciona la película, es cuando trata de unificar y encontrar lazos de unión con todo el universo que ya conocemos.
Como por algo hay que empezar, lo hago por lo negativo. Desde un punto de vista personal, en el que las historias de sufrimiento personal y posterior superación y sublimación del héroe siempre me han fascinado, considero excesivamente prosaico el tratamiento que aquí se le ha dado. Unos pequeños apuntes por aquí, por allá, unas ideas interesantes para que pienses cuánto está padeciendo el protagonista, pero todo muy constreñido, sin apenas respirar. Se le quiere dar ligereza a todo el aspecto preparativo, y estoy convencido que la mayoría de veces importa más el camino que la meta. Hay gente que agradecerá el montaje liviano de todo el comienzo, pero para mí le falta respiración, poesía, mayor deleite, porque el momento daba para mucho más. Como resultado, el prometedor y fascinante personaje dibujado por Cumberbatch se queda en gran parte en nuestra imaginación. Y es que, efectivamente, la película pasa muy rápida, como suspiro, como lo es el gran protagonista de la misma.Cuestión de gustos personales.Spoiler:
Por otra parte, el humor. Creo y afirmo que no he visto una película con mayor desatino a la hora de colocar los tics humorísticos. Desacertados los momentos, totalmente rompedores del fluir natural de la narración y, por ello, sin gracia alguna. Totalmente molestos y ajustados con corsé de acero.
Lo demás, un cúmulo de acierto y maravillas. Para empezar el apartado visual, tan embriagador, cuyos momentos más destacados empiezan en los propios trailers y continúan hasta el paroxismo absoluto. Destacar los fantásticos actores, hasta el más secundario, una banda sonora con una presencia intachable y poderosa (nada habitual en películas Marvel), y seguir hasta las escenas post-crédito, las cuales son de lo atractivo, llenas de sentido, gracia y cumpliendo su objetivo, que no es otro, que colmarte de impaciencia. Cumberbatch, enorme actor, me parece un león enjaulado, en el que el montaje no le deja explotar ese maravilloso lienzo que es el Doctor Extraño. Un personaje que engaña, complejo de definir, que parece detestable, pero que no lo es, que parece que todo le importa un bledo, cuando realmente no es así, arrogante, cuando es una fachada endeble, cuya principal arma no es su memoria fotográfica, ni su dominio de las artes místicas, sino otra cosa. Me ha gustado.
La historia es simple, directa, sin dobles fondos. Los matices no están en las líneas gruesas de la historia (no hay sorpresas, no hay cambios de 180 grados, es todo un fluir completamente predecible), sino en los detalles. Un par de escenas -diría casi una sola por encima del resto- me han parecido un lujo por la comunión entre imágenes y las palabras, entre prosa y poesía visual.
La película se me merece un segundo visionado. Y a fe mía que así será. Es mi película favorita de Marvel, porque coge lo mejor de Iron Man, que parecía olvidado en estos tiempos de hartazgo de superhéroes, y lo reverencia, lo hace suyo, y genera un nuevo universo -nunca mejor dicho-. Quizás han tenido miedo, mucho miedo de salir del cascarón Marvel, porque la cosa, en mi opinión, podría haber sido mucho más antológico...




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