Uno de los factores que ayudan a entender el continuo descenso de la fertilidad masculina es el detrimento de la calidad seminal, un hecho comprobado especialmente en las sociedades desarrolladas. Como explica José Luis Ballescá, del servicio de Andrología reproductiva del hospital Clínic de Barcelona y presidente de la Sociedad de Andrología Iberoamericana, desde hace más de una década se observa un descenso en la calidad espermática del semen, tanto en la calidad (morfología y movilidad de los espermatozoides) como en la cantidad. «Normalmente el descenso de uno de los parámetros se acompaña de la disminución del otro», declara el especialista.
Una de las principales amenazas a la capacidad de procreación del hombre son los disruptores endocrinos, que pueden ocasionar serias anormalidades reproductivas según se desprende de los datos del estudio presentado en el Congreso de Espermatología por Harry Moore, codirector del Centre for Stem Cell Biology de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido. Estas sustancias químicas vertidas al medio ambiente perturban el sistema endocrino de los animales, incluidos los seres humanos. Entre los disruptores hay sustancias persistentes, bioacumulativas y organohalógenas (como plaguicidas y fungicidas), sustancias químicas industriales, productos sintéticos y algunos metales pesados.
Y en nuestro caso hay cada vez más soluciones:
Si las causas de la infertilidad masculina son numerosas, las soluciones no se quedan atrás y además han alcanzado un alto grado de eficacia. Cuando un hombre sospecha la posibilidad de ser estéril, lo primero que tiene que hacer es acudir a un andrólogo y determinar si la causa de su infertilidad es potencialmente tratable. En caso de que así sea existen tratamientos farmacológicos, como la ingestión de antibióticos si hay infecciones o las estimulaciones hormonales. También puede ser necesario recurrir a la cirugía para corregir obstrucciones que no permiten la salida de los espermatozoides o si sufre varicocele. Este tipo de soluciones son las ideales, ya que según asegura Ballescá la reproducción asistida «es un recurso, no una solución», y siempre es mejor conseguir la reproducción natural, hacer a la pareja lo más fértil posible». Si no se logra la mejoría espermática, no se encuentra una causa específica que determine el porqué de la infertilidad, o cuando se encuentra una causa no es tratable con medicamentos o cirugía, se debe recurrir a las técnicas de reproducción asistida, que en España ha cobrado mucho auge según asegura Marcos.
Como sostiene José Luis Ballescá, hay estudios que muestran que la fertilidad se gesta en el seno materno, durante el embarazo. Otros autores postulan -señala el médico- que puede deberse al aumento de estrógenos maternos durante el embarazo, hormona femenina que la madre ingiere incluso por la alimentación. Sin embargo, la más común de las causas de infertilidad (el 45% de consultas por infertilidad se deben a este problema) es el varicocele, una infección de las glándulas sexuales accesorias, pero que tratada a tiempo no supone una complicación a la hora de lograr un embarazo.